Todos sentimos de primera mano los efectos de la crisis climática en 2023, el año más caluroso jamás registrado. Los conflictos e impactos inducidos por el cambio climático ponen en mayor riesgo a las poblaciones vulnerables, lo que evidencia la necesidad de unos sistemas alimentarios transformadores que empoderen a las comunidades e instituciones para que sean resilientes, es decir, para que desarrollen su capacidad de adaptación y prosperen.
Aumentar la resiliencia climática abarca múltiples escalas: proporcionar información a los pequeños agricultores, vincular a los empresarios con la agricultura sostenible adaptada al clima y con mejores modelos de negocio, cambiar la forma en que mejoramos los cultivos, e influir en las políticas y la toma de decisiones.
Un pilar de los sistemas alimentarios resilientes es el uso sostenible de la agrobiodiversidad. Desde los árboles hasta las semillas, nuestro objetivo es garantizar que los diversos recursos fitogenéticos, las especies y variedades de cultivos, y los complejos sistemas de producción de alimentos proporcionen beneficios tangibles a los agricultores y consumidores.
La erosión, la deforestación y otros fenómenos ponen en riesgo nuestros ecosistemas. Al regenerar y restaurar el suelo, los bosques y los paisajes, podemos mejorar la capacidad de nuestras tierras para proporcionar valiosos servicios ecosistémicos y sustentar la vida.
El trabajo de la Alianza es posible gracias a la colaboración mundial, nacional y local. Le invitamos a consultar la lista de nuestros socios y la Junta Directiva.
La rama benéfica de la Alianza atrae al creciente número de filántropos que desean apoyar una investigación innovadora sobre cómo crear un sistema alimentario mundial más sostenible, equitativo e integrador.