Blog Formas sencillas de potenciar los beneficios de la agricultura sostenible adaptada al clima

Uno de los impactos más significativos del cambio climático en la agricultura es la creciente incidencia de las sequías; por lo tanto, el uso de variedades resilientes a este fenómeno es importante para los agricultores de muchas partes del mundo. Este principio de la agricultura sostenible adaptada al clima permite a los agricultores prosperar en condiciones de escasez de agua, principalmente mediante la adopción de nuevas variedades de cultivos que funcionan mejor en condiciones más secas. Entre las formas de introducir variedades resilientes a la sequía, se incluyen:

• Nuevas variedades adaptadas: mientras que los cultivos modificados genéticamente son cada vez más resistentes a la sequía, la Alianza trabaja intensamente en la edición genética. A diferencia de la modificación genética, la edición de genes acelera el proceso que los agricultores han llevado a cabo durante siglos de identificar y priorizar gradualmente las variedades de mejor rendimiento, realizando pequeñas adaptaciones en el material genético existente de la semilla. Encuentre aquí más información sobre la Plataforma de Edición Genética de la Alianza.

• El uso de variedades tradicionales: en muchas regiones, las variedades de cultivos tradicionales o indígenas se están dejando de lado en favor de las variedades comerciales comunes. Sin embargo, a menudo están mejor adaptadas de forma natural al clima local, lo que significa que, al utilizarlas, los agricultores serían más resilientes frente a los impactos de un clima cambiante. En la Alianza, los bancos de germoplasma y los bancos de semillas comunitarios son una parte importante de nuestro trabajo, y nuestras colecciones – incluida 'Semillas del Futuro', la mayor colección en Palmira, Colombia – salvaguardan muchas variedades tradicionales de todo el mundo. Aunque la incorporación de variedades locales encierra un gran potencial para aumentar la resiliencia frente al cambio climático, también ocurre que las variedades tradicionales de una parte del mundo pueden funcionar bien en otros lugares; por ejemplo, los científicos de la Alianza descubrieron que las variedades de banano originarias de Filipinas ahora también funcionan bien en la nueva dinámica climática de muchas regiones de África Oriental. En conclusión, tanto si las variedades subutilizadas se repopularizan en su zona de origen, como si las variedades autóctonas se introducen en zonas del mundo donde la producción tiene dificultades, las variedades tradicionales pueden ser un principio básico de la agricultura sostenible adaptada al clima, en el que resida la clave para aumentar la resiliencia de los agricultores.

El principio de la agricultura sostenible de adoptar variedades tolerantes a la sequía tiene múltiples beneficios. No solo aumenta la resiliencia de los agricultores como una forma de adaptación al cambio climático, sino que el uso de estas variedades también reduce la necesidad de riego, disminuyendo simultáneamente el impacto medioambiental de estos cultivos y el costo para los agricultores.

La agrosilvicultura es la integración de árboles y arbustos en paisajes agrícolas, y ofrece una forma eficaz de aumentar la resiliencia de los sistemas agrícolas frente al cambio climático. Los árboles ofrecen varios beneficios que se alinean con los objetivos de la agricultura sostenible adaptada al clima, incluyendo:

• Secuestro de carbono: los árboles absorben dióxido de carbono de la atmósfera, ayudando a mitigar el cambio climático, uno de los objetivos principales de la agricultura sostenible adaptada al clima.

• Cortavientos y sombra: los árboles actúan como barreras naturales que protegen los cultivos de los fuertes vientos, reduciendo la erosión y la evaporación. También proporcionan sombra, lo que puede ayudar a mantener temperaturas más frescas en zonas donde el calor extremo amenaza el rendimiento de los cultivos, adaptándose así al cambio climático mediante métodos naturales.

• Apoyo a la biodiversidad: los árboles proporcionan un hábitat para la vida silvestre, incluidos los polinizadores y los depredadores de plagas, lo que genera un ecosistema equilibrado y reduce la necesidad de pesticidas químicos, mejorando así la salud ambiental y la productividad de los cultivos sin insumos que puedan dañar el suelo.

• Regulación del microclima: los árboles actúan como cortavientos, protegen el suelo de la erosión y proporcionan sombra, lo que reduce el estrés térmico en cultivos y animales. Al regular el microclima, la agrosilvicultura reduce los impactos negativos de las temperaturas y los vientos extremos sobre la productividad agrícola.

• Diversificación de ingresos: la agrosilvicultura permite a los agricultores diversificar sus ingresos mediante productos adicionales como madera, frutas, frutos secos o plantas medicinales. Esta diversificación reduce el riesgo económico asociado a la pérdida de cosechas debido a fenómenos relacionados con el clima.

Cumplir con el triple objetivo de la agricultura sostenible adaptada al clima – mitigar el cambio climático, adaptarse a él y aumentar la productividad de las fincas – implica que las prácticas agroforestales mitiguen el cambio climático, protejan el paisaje agrícola, incrementen la productividad gracias a la gestión natural del suelo y las plagas, al tiempo que aumenten la resiliencia de los agricultores al proporcionarles ingresos secundarios procedentes de la madera, los frutos y las nueces. Los sistemas agroforestales también proporcionan hábitats para la fauna beneficiosa, como polinizadores y depredadores naturales de plagas, lo que favorece la gestión integrada de plagas y reduce la necesidad de plaguicidas sintéticos.

El monocultivo (la práctica de cultivar una sola planta en una gran superficie, habitual en los sistemas agrícolas industriales a gran escala) a menudo depende en gran medida de los insumos químicos y de la alteración periódica del suelo, lo que hace que las fincas y zonas de cultivo sean muy vulnerables a las plagas, las enfermedades y las fluctuaciones climáticas. La diversificación es un componente clave de la agricultura sostenible adaptada al climá. Al basarse en una variedad de cultivos y sistemas agrícolas, los agricultores pueden distribuir sus riesgos y mejorar la resiliencia frente a plagas, enfermedades y patrones climáticos impredecibles.

• Cultivos intercalados: la combinación de varios cultivos en el mismo campo puede aumentar la biodiversidad y reducir la dependencia de insumos químicos. Los distintos cultivos utilizan los nutrientes de forma diferente, lo que evita el agotamiento del suelo y favorece un ecosistema más sano.

• Agricultura mixta y gestión integrada de la ganadería: la combinación de cultivos y ganadería crea una relación simbiótica en la que los animales pueden pastar sobre los residuos de los cultivos mientras proporcionan estiércol que, a su vez, fertiliza el suelo. Este enfoque integrado reduce los residuos y crea un ecosistema más equilibrado en las fincas.

• Agroecología y permacultura: tanto la agroecología como la permacultura hacen hincapié en trabajar con la naturaleza para crear ecosistemas autosostenibles. Estos enfoques integran una variedad de cultivos, animales y sistemas naturales para crear un sistema agrícola más resiliente y productivo.

Uno de los componentes centrales de la agricultura sostenible adaptada al clima – en beneficio de la adaptación al cambio climático, el aumento de la productividad y los medios de vida resilientes – es la diversificación de los sistemas agrícolas, que puede llevarse a cabo de múltiples formas, principalmente las mencionadas anteriormente.

Para que la agricultura sostenible adaptada al clima tenga éxito, los agricultores deben tener los conocimientos y las aptitudes necesarios para aplicar las nuevas prácticas de manera eficaz. El desarrollo de capacidades a través de la educación, la formación y las plataformas de intercambio de conocimientos es esencial.

• Escuelas de campo para agricultores: estos centros educativos ofrecen formación práctica a los agricultores para que aprendan técnicas de agricultura sostenible y experimenten con nuevos cultivos y tecnologías en un entorno propicio. En ocasiones, estas formaciones están a cargo de expertos agrónomos o de otros agricultores que han adoptado con éxito nuevas técnicas o recursos.

• Servicios de extensión: los servicios de extensión agrícola proporcionan asesoramiento experto a los agricultores, ayudándoles a mantenerse informados sobre las últimas investigaciones e innovaciones en agricultura sostenible adaptada al clima. El uso de los servicios de extensión también se ha popularizado a través de medios como la popular serie de televisión 'Shamba Shape Up' en Kenia.

• Organizaciones de base comunitaria (OBC): las OBC pueden facilitar el intercambio de conocimientos y recursos entre los agricultores, ayudándoles a aplicar prácticas sostenibles de forma colectiva. Esto es especialmente importante en zonas donde los agricultores experimentan dificultades para adoptar nuevas técnicas por sí solos.

• Herramientas digitales y aplicaciones móviles: el auge de la tecnología móvil ofrece nuevas oportunidades para compartir conocimientos. Las aplicaciones que proporcionan previsiones meteorológicas, alertas de plagas y precios de mercado permiten a los agricultores tomar decisiones en tiempo real que mejoran la productividad y la resiliencia. Estas herramientas de intercambio de conocimientos suelen formar parte de lo que se conoce como servicios de información climática, un área de trabajo clave para la Alianza.

Invirtiendo en educación e intercambio de conocimientos, los agricultores pueden adaptarse mejor a los retos del cambio climático y tomar decisiones más informadas sobre sus prácticas agrícolas.