Blog Servicios Climáticos: Una estrategia para aumentar la resiliencia en el corredor seco de Guatemala 

By Arely Valdivia Araica, Carlos Navarro and Mónica Hernández

Guatemala es uno de los países con mayor producción agropecuaria en la región centroamericana, caracterizándose por contar con topografía y geología diversa. Ocho de sus veintidós departamentos se localizan en el corredor seco, un área altamente vulnerable a las condiciones climáticas, en particular a déficits parciales o totales de lluvia. Dadas las características de esta región, las precipitaciones anuales se calculan menores a 1.000 mm, suponiendo grandes retos para la agricultura.  

En el corredor seco guatemalteco, los agricultores que producen sus cultivos por ciclos (principalmente maíz y frijol), generalmente siembran en fechas preestablecidas cada año. Sin embargo, la variabilidad climática hace que estas fechas sean poco viables para aprovechar al máximo la poca lluvia que cae. Además, los eventos extremos son cada vez más frecuentes, intensos y con mayores impactos en las comunidades.   

 En este contexto, conocer el comportamiento de las lluvias antes de que inicien cobra suma importancia Para ello, se requiere mejorar los canales para acceso a información climática y meteorológica oportuna y confiable. Esta información les permite a las comunidades comprender el comportamiento de las variables climáticas y cómo estas inciden en sus actividades productivas y, a la vez, salvaguardan sus medios de vida.  

Reduciendo la brecha de la información climática  

Desde inicios del 2022, la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en colaboración con el Programa para Construir Resiliencia en Comunidades vulnerables a la inseguridad alimentaria y crisis climática (Pro-Resiliencia) liderado por el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) y financiado por la Unión Europea, han focalizado sus esfuerzos para la gestión de riesgos asociados a la variabilidad climática, a través de la implementación de los Servicios Climáticos Participativos de Clima para la Agricultura (PICSA, por sus siglas en inglés).  

El programa se ha desarrollado en tres departamentos de corredor seco: Chiquimula, El Progreso y Zacapa.  Su alcance es de 6,000 familias productoras de 60 comunidades, de las cuales la mayoría se encuentran ubicadas en las laderas de montaña, con acceso limitado a información, tecnologías y asistencia técnica. En estas áreas, la productividad se ve afectada por los efectos climáticos adversos, condiciones socioeconómicas y precarias vías de acceso a las comunidades. 

  

A través de PICSA, un diverso grupo de actores tienen la oportunidad de disminuir la brecha de información climática y meteorológica hacia los agricultores. El reto es poder construir el conocimiento de manera comprensible y facilitar las herramientas necesarias para poder usarlas de forma contextualizada y así tomar decisiones informadas sobre el clima de forma local. Bajo un proceso de empoderamiento a través talleres, primero a técnicos y luego a nivel de campo, se han capacitado a más de 5,000 líderes comunitarios. 

Foto 1. Desarrollo de paso H. El pronóstico estacional de mayo-junio-julio 2023. Departamento de El Progreso, Guatemala. 

Conozca más de la metodología PICSA aquí.   

Durante los últimos dos años se han abordado los pasos de la metodología que son de mayor utilidad para hacer frente a las variaciones climáticos en los ciclos productivos de granos básicos. Antes de la época lluviosa, los productores han comprendido acerca de la interpretación y el análisis de los datos climáticos, así como un reconocimiento de los activos productivos con los que cuentan a través de la generación de un “mapa de asignación de recursos”. Posteriormente, junto con ellos se han abordado temáticas relacionadas a la relación clima-cultivo, como el análisis de requerimientos hídricos de cultivos en la zona y la identificación de opciones de prácticas de resiliencia (denominados “activos productivos” en el ProResiliencia) para cultivos, a través de ejercicios participativos.

Las personas agricultoras comentaron que estas actividades les permitieron visualizar de mejor manera como están organizadas sus fincas y sus recursos, e identificar cómo hacer mejoras a través de una planificación efectiva. De igual forma, compartieron sus opiniones sobre lo interesante que es analizar la información de clima a través de estas herramientas, porque les permitió discutir sobre las prácticas que cada persona realiza a lo largo del año y como han ido adaptándose a través del tiempo.    

Foto 2. Ejercicio para comprender los terciles, relacionados al pronóstico estacional. Departamento de Zacapa, Guatemala. 

Partiendo del conocimiento adquirido, las familias productoras tenían más herramientas para decidir qué implementar en su siguiente ciclo productivo.  Para tomar dicha decisión, se utilizaron los resultados de las matrices de prácticas y se analizaron a la luz de los denominados “presupuestos participativos”, como una herramienta que les permitía evaluar las opciones que mejor se adaptaban a sus condiciones individuales.  

El trabajo se elaboró en grupos, lo que favorecía la discusión entre diversos actores de la comunidad.  Se eligieron y analizaron a mayor profundidad 2 o 3 prácticas de cultivo, pecuarias o medios de subsistencia, considerando la experiencia y los intereses de los miembros de estos grupos.  Como resultado de este ejercicio, las personas pudieron comprender qué tipo de prácticas les eran más convenientes implementar.  

Antes y durante el ciclo productivo se presentan los pronósticos estacionales, información que proviene del Foro Centroamericano de Clima de América Central (CA-COF). Además, se trabajó en la comprensión de algunos conceptos como “La Niña” y “El Niño”, y las implicaciones de estas variaciones en las condiciones del tiempo y el clima local.  Así como en la socialización de las recomendaciones del boletín agroclimático, que genera la Mesa Técnica Agroclimática (MTA) de cada departamento. Durante 2022, las personas percibieron que los pronósticos estaban acertados (por ejemplo, los excesos de lluvia pronosticados durante el año), lo que les ayudó de manera significativa a tomar decisiones en sus sistemas productivos. 

Conocer el pronóstico del clima para los próximos meses despierta gran interés y curiosidad en las personas agricultoras. Esta información es utilizada como una herramienta que les permite tomar decisiones basadas en el clima, de forma preventiva y no reactiva. 

Los talleres con particular asistencia de los líderes comunitarios, están ayudando al escalamiento a nivel local como lo expresa Malida Lorenzo, agricultora de la comunidad El Jute: “…hemos compartido el conocimiento con los familiares y con la comunidad y amigos, incluso hasta con otras comunidades vecinas, alrededor la nuestra…”  

Trabajar en facilitar que las agricultoras y agricultores tomen decisiones basadas en información climática y meteorológica precisa y específica por sitio, sigue siendo un reto, pero a la vez una oportunidad con la implementación de enfoques participativos de servicios climáticos. Las actividades lúdicas, el uso de material gráfico y las actividades en grupo, aportan riqueza en el conocimiento de las comunidades y la participación significativa de todos sus miembros.