From the Field Por primera vez, mujeres indígenas Arhuacas en Colombia lideran el cultivo del frijol biofortificado

Un caso inspirador que resalta el papel crucial de las mujeres indígenas al liderar un proceso productivo, tradicionalmente reservado para hombres, en la comunidad Arhuaca de la Serranía del Perijá, en el norte de Colombia. 

El grupo arhuaco de 15 mujeres realizó un proceso minucioso de siembra, donde además de implementar prácticas agrícolas ancestrales y agroecológicas, junto con los jóvenes de la comunidad, participaron activamente en un proceso de formación y fortalecimiento de prácticas comerciales, lo cual les permitió conocer las dinámicas del mercado de frijol en Valledupar e identificar clientes potenciales. Este ejercicio lo realizaron siguiendo la metodología para explorar las condiciones de la demanda, en la cual fueron entrenadas por parte de investigadores de la Iniciativa AgriLAC Resiliente y de Agrosavia. 

En su primera fase, el ejercicio consistió en realizar un sondeo de mercado en diferentes puntos de venta como supermercados, tiendas y restaurantes, donde a través de ejercicios de observación y entrevistas recopilaron información clave que, en la segunda fase, fueron claves para la construcción de un plan de comercialización ajustado tanto a su producto como a las necesidades del mercado.  

Gracias a este proceso, actualmente los restaurantes étnicos como la Casa Indígena, muestran interés en asociarse con ellas para incorporar el fríjol biofortificado en sus recetas, reconociendo su calidad y cumplimiento con la Ley de Origen al ser producido localmente. Además, la percepción en la comunidad ha cambiado, ya que sumado a las bondades nutricionales del frijol biofortificado como fuente para su seguridad alimentaria, ahora se ha convertido en una alternativa para mejorar sus ingresos. 

El frijol producido en la comunidad es considerado un alimento sagrado que representa la mujer y su fertilidad. Además, hace parte de la soberanía alimentaria que ellos tienen en su territorio por la ¨fuerza espiritual” con la que fue producido. 

Estas mujeres no solo cultivan frijoles; también transforman este alimento en deliciosas creaciones culinarias como ceviche, cremoso de frijol, galletas y tortas. Además, promueven activamente su producto en eventos culturales, como los festivales étnicos interculturales y los congresos indígenas, destacando así su valioso aporte a la gastronomía y a la preservación de sus tradiciones. Actualmente están trabajando en la creación de la marca para la venta de sus productos a base de frijol biofortificado, como parte de su plan de comercialización. 

La mujer indígena productora de frijol manifiesta que se siente orgullosa de ser “semillas” que se han expandido por las demás comunidades como caso de éxito además de producir alimento, recuperando los suelos y alimentando a sus hijos de forma sana.  

Authors

  • Sandra Marcela Vargas - Asociada de Investigación
  • Luz Adriana Jimenez - Coordinador II