Tierra, vacas y balas: Una historia compleja de la ganadería y el conflicto armado en Colombia
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La ganadería en Colombia ha sido un eje central de la economía agrícola del país durante siglos, contribuyendo significativamente al sustento rural y al desarrollo nacional. Sin embargo, este sector también ha desempeñado un papel profundo en el conflicto armado del país, donde las dinámicas de propiedad de la tierra, el poder y la violencia están profundamente entrelazadas.
Un estudio reciente, "Tierra, vacas y balas: Una historia no contada de la ganadería durante el conflicto armado en Colombia (1980-2010)", se sumerge en esta historia compleja, explorando cómo la praxis ganadera y el conflicto han estado inseparablemente conectados.
Las raíces profundas de la ganadería en el conflicto armado de Colombia
Históricamente, la ganadería en Colombia ha sido más que una simple actividad económica; para algunos fue, y sigue siendo, una herramienta de poder. Como señala el estudio, la acumulación de tierras a través de la ganadería fue un factor significativo para asegurar control político y económico, especialmente para las élites regionales a lo largo del siglo XX. A lo largo de las décadas, esta práctica no solo ayudó a mantener el statu quo en la distribución de tierras, sino que también desempeñó un papel central en los conflictos violentos que asolaron el país. La relación entre la ganadería y el conflicto armado frecuentemente se presenta como una historia de violencia, desposesión y supervivencia, donde el ganado se convirtió tanto en un recurso como en un objetivo en la batalla continua por la tierra y el poder.
El estudio destaca que durante el período de 1980 a 2010, la ganadería se convirtió en un elemento clave del sistema de guerra de Colombia, un concepto descrito por Nazih Richani (2002). Este "sistema de guerra" fue impulsado por una combinación de actores estatales, guerrillas, paramilitares y organizaciones criminales, todos luchando por el control de la tierra y los recursos. Mientras que las élites ganaderas a gran escala frecuentemente se beneficiaban de la protección paramilitar, los ganaderos más pequeños enfrentaban una victimización brutal, desde asesinatos y secuestros hasta la destrucción de su ganado y propiedades.
El impacto del conflicto armado en la ganadería
Entre 1980 y 2010, se registraron más de 200 eventos violentos relacionados con la ganadería, arrojando luz sobre las diversas formas en que el conflicto afectó al sector. El estudio desarrolló una base de datos de 206 incidentes violentos, catalogando a los actores, ubicaciones y tipos de violencia. La mayoría de estos incidentes ocurrieron en dos períodos distintos: el primero (1980-1995) vio a los grupos guerrilleros como los principales perpetradores, mientras que el segundo (1996-2010) marcó el surgimiento de los grupos paramilitares.
Las formas más comunes de violencia incluyeron el asesinato de ganaderos, el robo de ganado y la extorsión. La ganadería no solo se convirtió en un medio de vida, sino en una pieza en el juego violento de acumulación de tierras y control político. Como revela el estudio, tanto los grupos guerrilleros como los paramilitares frecuentemente extorsionaban a los ganaderos, exigiendo dinero a cambio de protección. La apropiación de tierras, el desplazamiento de ganaderos y los ataques a actividades ganaderas comerciales se convirtieron en tácticas rutinarias empleadas por facciones armadas.
Curiosamente, el estudio también descubrió que, si bien los ganaderos a gran escala a menudo eran vistos como partidarios de los esfuerzos de guerra debido a sus lazos económicos y políticos, los productores pequeños y medianos también fueron profundamente afectados por el conflicto. Estos ganaderos, atrapados frecuentemente en medio de confrontaciones, sufrieron no solo violencia directa, sino también la pérdida de medios de vida y propiedades. Los datos sugieren que, mientras que los productores más grandes podrían tener los medios para sobrevivir o incluso prosperar bajo la protección de grupos armados, los agricultores más pequeños eran típicamente los más vulnerables.
Tenencia de la tierra y lucha de poder
Un elemento crucial de los hallazgos del estudio es el papel de la tenencia de la tierra durante el conflicto. La distribución desigual de la tierra ha sido un problema persistente en Colombia, presente en diversos períodos coloniales y persistente durante la conformación de la república. Esta desigualdad histórica en la propiedad de la tierra ha alimentado tensiones entre las élites agrarias y las poblaciones rurales, a menudo conduciendo a confrontaciones violentas. La ganadería fue central en esta dinámica, con los propietarios de tierras utilizando su ganado para consolidar su poder económico y político.
Este conflicto por la tierra no fue solo una batalla económica, sino también social y política, ya que las élites buscaron proteger sus intereses mientras las poblaciones rurales marginadas eran desplazadas. La investigación subraya cómo la tierra no solo fue un medio de producción, sino también un símbolo de control, lo que llevó a una violencia generalizada y la consolidación del poder por parte de grupos armados alineados con élites políticas y económicas.
Implicaciones contemporáneas
El legado de estas dinámicas violentas aún se siente en la Colombia contemporánea. Los acuerdos de paz firmados en 2002 y 2016 han abierto nuevas oportunidades para abordar los problemas históricos de la desposesión de tierras y la violencia, pero queda mucho trabajo por hacer. El estudio llama a una investigación más profunda sobre cómo estos conflictos pasados continúan moldeando el sector ganadero, especialmente mientras Colombia se esfuerza por modernizar sus prácticas agrícolas y transformar el sector hacia sistemas más sostenibles y productivos.
Además, el estudio insta a los formuladores de políticas e investigadores a considerar los efectos a largo plazo de la violencia en el desarrollo rural y la productividad del sector ganadero. La conexión entre el conflicto armado y la ganadería no es solo un problema histórico; tiene implicaciones duraderas para la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y la equidad social. A medida que el mundo enfrenta problemas como el cambio climático y la soberanía alimentaria, comprender la compleja interacción entre la agricultura y el conflicto se vuelve aún más esencial.

Judy Sánchez, excombatiente de Caquetá, Colombia, ahora construyendo un nuevo futuro a través de la ganadería, con el apoyo de la iniciativa del Fondo Europeo para la Paz en Colombia. Créditos: José Luis Urrea / CIAT
Conclusión
Tierra, vacas y balas proporciona un examen muy necesario del papel que la ganadería ha desempeñado en el conflicto armado de Colombia. Revela lo profundamente entrelazada que está la industria ganadera con la historia de violencia, disputas por la tierra y poder político del país. Al descubrir estas conexiones, el estudio contribuye a una mejor comprensión de cómo construir un futuro más sostenible y estable para el sector ganadero de Colombia, al mismo tiempo que se abordan los desequilibrios históricos.
Esta investigación no solo ofrece ideas críticas para Colombia, sino que también establece paralelismos con otras regiones que enfrentan desafíos similares, como el África subsahariana, donde la ganadería y el conflicto armado se entrelazan de manera similar. Como sugiere el estudio, examinar estas conexiones es vital para futuros esfuerzos de construcción de paz, desarrollo agrícola y sostenibilidad ambiental.
Agradecimientos
Este trabajo se realizó como parte de la Iniciativa Ganadería y Clima (L&C) del CGIAR y el Programa Científico del CGIAR sobre Alimentos Animales y Acuáticos Sostenibles (SAAF). Agradecemos a todos los donantes que apoyan nuestro trabajo a nivel mundial mediante sus contribuciones al Sistema CGIAR. Las opiniones expresadas en este documento no deben considerarse como las opiniones oficiales de estas organizaciones.