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Domesticaciones americanas: cuando la recursividad humana con ayuda de algunas plantas hace maravillas contra el peso de la geografía y de la migración original

Nuestra especie entró en grupos pequeños al continente americano a través de Beringia hace 20-15 000 años. Compartió con Siberia Oriental el chamanismo y con él la búsqueda de plantas y hongos alucinógenos y, como consecuencia, el conocimiento detallado de la flora y el continuo interés por experimentar. Al entrar en el interior del continente americano, nuestra especie contribuyó –por la caza continua– a la extinción de su megafauna. Una alteración climática hace 12 000-10 000 años (‘Dryas Joven’) obligó a cambiar un patrón de aprovechamiento de recursos naturales, de la cacería a la siembra consciente de las especies de plantas silvestres más buscadas cerca de los asentamientos. El contexto americano es singular por no contar con animales de tiro y pocas herramientas metálicas, llevando a los humanos a convertirse en la principal fuerza laboral. El fuego fue bastante usado para abrir espacios para los cultivos. Más que el cultivo del ager predominó el cultivo de una huerta, en donde continuamente se experimentó y se introdujeron plantas de varias partes hasta construir un sistema de policultivo. La necesidad de producir todo en una superficie reducida, contribuyó a su éxito agronómico y nutricional, y a su difusión a través del trópico precolombino. El manejo individual (en la siembra y cosecha) de las plantas tuvo como consecuencia el gigantismo y una variación extraordinaria de formas y colores de frutos y semillas. La propia geografía física propició la diversidad dentro y entre los sistemas. Por lo tanto, en contraste con otras partes del mundo, no se ve un centro de origen de los cultivos neotropicales. Varios de los sistemas agrícolas prehispánicos permitieron el auge demográfico y la especialización social, y desde allí las civilizaciones precolombinas conocidas. Algunos sistemas no pudieron mantener la fertilidad de los suelos o manejar las oscilaciones climáticas del Niño y sus civilizaciones terminaron. El entendimiento de la domesticación de las plantas americanas jamás ha sido tan importante como lo es ahora para seguir garantizando la seguridad alimentaria.