Research Articles Mientras que El Niño disminuye, las amenazas a la seguridad alimentaria persisten

As El Niño Wanes, Food Security Pain Remains

Desde hace casi un año, uno de los efectos más fuertes registrados de El Niño ha provocado incendios forestales, olas de calor y sequías en América Latina. Sin embargo, esta vez los investigadores agrícolas también advierten de las consecuencias para la seguridad alimentaria de agricultores y consumidores.

Por Andrew Wight

El Niño es un fenómeno natural en el que el aumento de las temperaturas en el Océano Pacífico Tropical, la baja presión atmosférica y el debilitamiento de los vientos traen condiciones más secas y calurosas a América Latina. El evento de El Niño que comenzó en junio de 2023 alcanzó un máximo de 2 grados centígrados por encima de la temperatura media de la superficie del mar, lo que lo convierte en uno de los cinco eventos de El Niño más fuertes de la historia.

Según modelos del Programa Mundial de Alimentos, se estima que más de 800.000 personas de las zonas rurales de Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela han estado expuestas a la sequía en 2023, y se prevé que la disminución de las cosechas provoque inseguridad alimentaria hasta finales de 2024 y 2025.

Investigadores de la Alianza de Bioversity International y el CIAT que han estudiado anteriores eventos de El Niño y su impacto en cultivos básicos como arroz, fríjol y maíz dicen que América Latina es particularmente vulnerable a la inseguridad alimentaria debido al actual ciclo de El Niño.

"En la región, hay muchos países donde los sistemas agrícolas dependen de las lluvias", señala Camilo Barrios Pérez, especialista en investigación sobre las interacciones cultivo-clima y modelación de cultivos en la Alianza de Bioversity International y el CIAT.

"Cuando hay menos agua para la agricultura, los productores no pueden plantar todo lo que quieren, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios", afirma.

"Estos países se ven muy afectados y no tendrán suficiente para comer".

El investigador explica que el carácter global del fenómeno lo agrava, ya que los países agrícolas más grandes, como India, tampoco están produciendo al ritmo habitual, con sequías y olas de calor que encarecen la producción.

El Niño afecta la producción de arroz

Un ejemplo clave del impacto de El Niño es el arroz, un cultivo básico para la mitad de la población mundial y que requiere un suministro constante de agua.

En un artículo de 2023 sobre la seguridad alimentaria del arroz, Barrios explica que se han observado descensos relativamente grandes en la producción de arroz en tres ciclos anteriores de El Niño desde el año 2000.

Según el Banco Mundial, en marzo de 2024 los precios del arroz eran casi un tercio más altos que en marzo anterior, subida que se atribuyó a los déficits de producción inducidos por El Niño, así como a las restricciones a la exportación impuestas por India en 2023.

En el caso de Colombia, donde el arroz es un cultivo básico clave, los efectos adversos de El Niño habían causado más días secos, temperaturas más altas, un aumento del 9,5% en las necesidades de riego y una caída de hasta el 89% en el rendimiento del arroz en algunas zonas de cosecha.

Barrios explica que los colaboradores de la Alianza realizaron investigaciones en 2021 en los departamentos colombianos de Tolima y Huila. Analizaron el comportamiento de los cultivos de arroz durante los eventos históricos de El Niño y encontraron que el aumento en el número de noches calurosas y las olas de calor nocturnas durante la temporada de cultivo en la región central del país fueron los factores agroclimáticos más determinantes en la pérdida de rendimientos.

"Esto va a afectar los rendimientos en otras zonas, en las llanuras orientales, que dependen del agua de las inundaciones".

Algunos alimentos básicos como el fríjol y el maíz están bajo amenaza en otras partes de América Latina, como en Guatemala, donde entre 1980 y 2021 El Niño se presentó con eventos de sequía en más de la mitad de los ciclos, concentrados a lo largo del Corredor Seco del país, particularmente en las regiones oriental y central, así como en la costa sur.

Infografía: el impacto de El Niño en Guatemala. Crédito: Barrios Pérez et al.

La agricultura sostenible adaptada al clima es el futuro

Diana Carolina Giraldo Méndez, científica del clima en la Alianza de Bioversity International y el CIAT, se centra en los servicios climáticos participativos integrados para la agricultura.

"Llegamos a la conclusión de que los servicios de información climática pueden desencadenar procesos de transformación a mediano y largo plazo en los sistemas agrícolas, a la vez que proporcionan un enfoque integrado para tomar decisiones informadas ante estas variaciones climáticas", afirma, y añade que las soluciones sostenibles son importantes porque los fenómenos climáticos están fuertemente interconectados con problemas como la inseguridad alimentaria y el desarrollo rural.

Barrios explica que, para enfrentar estos retos, los investigadores deben mejorar el impacto de su trabajo, y el gobierno sus políticas públicas para implementar planes de adaptación.

"Los agricultores pueden implementar mejores medidas y así evidenciar el impacto de nuestras investigaciones. En mi opinión, estos fenómenos están en aumento debido al cambio climático y la frecuencia ya se está intensificando: fenómenos meteorológicos más frecuentes, más inundaciones, más sequías", afirma.