Blog El exquisito sabor de Andaki

¡Está buenísima!
Esa es mi pronta reseña de la tableta de chocolate Andaki después de darle una mordida mientras tomaba café colombiano.

Luego corrí a la habitación de al lado para preguntarle a mi colega, Diana Gutiérrez, la encargada de las tabletas de chocolate Andaki en nuestro equipo, si tenía más del chocolate. Me contestó que me daría una en cuanto consiguiéramos un nuevo suministro; cumplió su promesa un día después.

Adquirimos las tabletas de chocolate Andaki de los productores de cacao con los que trabajamos en el departamento colombiano del Caquetá desde hace varios años. Los productores provienen de Belén de los Adaquíes, un municipio de la región amazónica.

Tengo muchas ganas de volver a esa zona porque allí sentí paz. Recuerdo la brisa fresca que me rodeaba mientras hablaba con algunos de los agricultores como parte de mi proyecto de investigación doctoral para la Universidad de Copenhague.

Si aún no es obvio, soy fan del chocolate colombiano. Cada vez que asistía a eventos fuera de Colombia, les decía a las personas con las que me encontraba que, cuando visitaran Colombia, se aseguraran de probar su chocolate. Comparo el cacao colombiano con el café colombiano en el sentido de que, al igual que este último, el sabor del cacao varía según el origen.

Mi interés por el cacao colombiano va más allá del paladar. Mi investigación se centra en la cadena de valor del cacao colombiano, especialmente en las instituciones que pueden garantizar la sostenibilidad medioambiental de la cadena.

Junto con mis colegas del equipo que supervisa Augusto Castro-Núñez, el científico principal que dirige el paquete de trabajo sobre escalamiento de la Iniciativa del CGIAR sobre Sistemas Alimentarios de Bajas Emisiones, descubro que en Colombia existen incentivos económicos para la producción sostenible de cacao. Sin embargo, debido a problemas de tenencia de la tierra, los productores de cacao, la mayoría de los cuales son pequeños propietarios, solo podían acogerse a algunos de ellos.

Nuestro equipo, que hace parte del tema de investigación Paisajes Multifuncionales dirigido por Lou Verchot en la Alianza de Bioversity International y el CIAT, está trabajando para abordar el reto de optimizar el acceso de estos productores a la financiación verde existente. Por ahora, nos estamos centrando en las obras por impuestos, que permiten a las empresas colombianas que obtienen unos determinados ingresos brutos al año invertir parte de los impuestos correspondientes a esos ingresos en proyectos de desarrollo sostenible en comunidades afecadas por conflictos en el país.

Esos proyectos pueden incluir el pago por servicios ecosistémicos. Recientemente, gracias al trabajo de otro colega, Carlos Borda, obras por impuestos puede ahora financiar actividades de organizaciones de productores que han obtenido sellos de empresa verde del gobierno colombiano.

Carlos trabajó con el Ministerio de Medio Ambiente colombiano para ajustar la normativa sobre obras por impuestos, de modo que pudieran financiarse actividades empresariales ecológicas, como el procesamiento postcosecha. Para garantizar la calidad de los granos de cacao es imprescindible contar con instalaciones adecuadas de postcosecha, que permitan a los agricultores obtener un buen precio por su producción.

Si los productores de cacao pueden acceder a incentivos financieros, podemos esperar más en el mercado de productos como Andaki, cuya materia prima - el cacao en grano - se produjo sin deforestación. Esto ayudaría potencialmente a Colombia a abastecer a los mercados que exigen cacao de deforestación cero.

Dicho esto, sabemos que Colombia se enfrenta a otros retos para acceder a los mercados internacionales de cacao. Uno es la producción y otro el nivel de cadmio en el cacao colombiano. Para hacer frente a estos problemas sería necesario restaurar las tierras degradadas, entre otras acciones. Cultivar yuca, también conocida como raíz de "Rambo", podría ser la respuesta, como propusimos en un artículo hace algún tiempo.

La forma de la barra de Andaki me recordó a cierta marca de chocolate, le dije a Diana. Pero la comparación termina ahí. El sabor del Andaki es distinto: para mí, es la mezcla perfecta de acidez y amargor que combina a la perfección con el café caliente colombiano. Es el sabor de la felicidad, digo yo.

La Iniciativas del CGIAR sobre Sistemas Alimentarios de Bajas Emisiones y AgriLAC Resiliente han apoyando el trabajo que hemos estado haciendo con la asociación de productores que desarrolló Andaki. Más información sobre la Iniciativa del CGIAR sobre Sistemas Alimentarios de Bajas Emisiones aquí y AgriLAC Resiliente aquí.

Crédito: Una combinación perfecta: Café colombiano con Andaki / Ma. Eliza J. Villarino

El equipo