Desarrollo agrícola sostenible: las raíces de la construcción de la paz
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Desde las selvas tropicales de Colombia hasta las tierras agrícolas asoladas por la sequía en medio del conflicto armado en la República Democrática del Congo, los sistemas de uso sostenible de la tierra, como las prácticas agrícolas regenerativas, la agrosilvicultura y los bancos de semillas comunitarios, están haciendo algo más que crear sistemas agrícolas sostenibles e inclusivos: también están fomentando la paz en regiones inestables y en situación de posconflicto, convirtiendo el desarrollo agrícola en un motor de cohesión social y desarrollo comunitario.
"En la consolidación de la paz medioambiental existe un enfoque denominado "hipótesis del contacto", que afirma que reunir a las partes en conflicto para hablar sobre cuestiones medioambientales o prácticas agrícolas suele reducir los prejuicios, lo que les permite disponer de un espacio neutral para el diálogo y crear una confianza duradera".
Una publicación de 2023 de la que son coautores investigadores de la Alianza resalta la estrecha relación entre el uso de la tierra y la paz. Analizando zonas en situación de posconflicto, los investigadores descubrieron que los sistemas sostenibles de uso de la tierra (SLUS, por sus siglas en inglés) pueden aportar cuatro beneficios adicionales: 1) estabilidad socioeconómica a través de la creación de nuevos puestos de trabajo, 2) cohesión social a través del diseño participativo del uso de la tierra entre diferentes grupos sociales, 3) aumento de la cooperación a través de la gobernanza compartida de los recursos naturales, y 4) desarrollo de plataformas que unen a partes previamente divididas a través de un objetivo común. Este artículo explorará la conexión entre los sistemas de uso sostenible de la tierra, el desarrollo agrícola y la paz en tres regiones: zonas posconflicto de Colombia, regiones sociopolíticamente inestables en el Cuerno de África y tierras agrícolas en conflicto en la República Democrática del Congo, donde los desafíos existentes se ven agravados por la variabilidad climática.

Productores de cacao trabajando juntos en una plantación agroforestal en Colombia. Crédito: Juan Pablo Marín García.
Colombia: la agrosilvicultura del cacao impulsa la construcción de la paz medioambiental
En Colombia, las fluctuaciones extremas de la deforestación se han visto muy influidas por las dinámicas sociopolíticas. En 2016, el Gobierno colombiano firmó un histórico acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, poniendo fin a seis décadas de guerra civil. Aunque esto fue recibido con una celebración mundial, poco después le siguieron declaraciones llamativas como "la paz está destruyendo la selva colombiana", ya que la deforestación aumentó de manera significativa en áreas previamente controladas por las FARC: entre 2015 y 2022, la pérdida de bosques se disparó de 49.600 a 128.000 hectáreas por año.
Este aumento se atribuye principalmente al fin de la ‘protección’ de la cobertura forestal por parte de las FARC, que les ofrecía seguridad, dejando la tierra abierta para que otros grupos explotaran el bosque a través de la tala ilegal, la ganadería, la minería e incluso el cultivo de coca, lo que impulsó la deforestación. Sin embargo, en 2023, una vez más, la selva colombiana captó la atención mundial con una reducción sin precedentes del 36% en la deforestación. Aunque algunos sostienen que esto se debe en gran parte a políticas puestas en marcha en 2022 por el presidente progresista Gustavo Petro, los esfuerzos paralelos de organizaciones conservacionistas para acelerar los sistemas de uso sostenible de la tierra en las regiones posconflicto contribuyeron a reducir la presión sobre los bosques, y ofrecen un ejemplo de la hipótesis del contacto en acción, uniendo a la gente para proteger la tierra al tiempo que se mejoran los medios de subsistencia y la cohesión social.
La Alianza es una de las muchas organizaciones que invirtieron en sistemas de uso sostenible de la tierra, también conocidos como agricultura regenerativa, en las regiones colombianas del posconflicto.
Una de las iniciativas clave de la Alianza en 2022–2023 fue el desarrollo de la agrosilvicultura del cacao con el objetivo original de regenerar los bosques y mejorar los medios de vida. Un ejemplo es el proyecto 'Cacao Regenerativo Agroecológico (ARC, por sus siglas en inglés)'. Implementado en Colombia, Ecuador y Perú, ARC promueve la integración de variedades nativas de cacao con árboles y otros cultivos para crear paisajes más saludables a la vez que se diversifican los ingresos de los agricultores. Si bien se centra en la salud medioambiental, la mitigación del cambio climático y los medios de vida, en una revisión de los avances del proyecto, los investigadores compartieron su interés paralelo por "integrar a las personas, su cultura y las interacciones entre ellas en la agricultura y los bosques". De igual forma, una evaluación del impacto del proyecto en las regiones de César y Caquetá consideró impactos sociales más amplios, mostrando claras contribuciones a la consolidación de la paz: "En una encuesta realizada a 429 hogares campesinos involucrados en la agrosilvicultura del cacao en Caquetá y a 500 en Cesar, los participantes consideraron que los sistemas agroforestales habían aumentado los espacios de diálogo.... La mayoría de los agricultores consideraba que los SLUS habían reducido las disputas por los recursos naturales". Mediante la cooperación entre comunidades para gestionar tierras compartidas y el intercambio de conocimientos y mejores prácticas, el proyecto proporcionó múltiples beneficios más allá de unos ecosistemas más sanos y unos medios de vida más sólidos. El análisis de los resultados desde la perspectiva de la "hipótesis de contacto" muestra la conexión entre los objetivos del proyecto y el aumento de la paz: al promover otros medios de vida, los agricultores ya no necesitaban dedicarse a actividades ilegales para asegurarse unos ingresos estables, reduciendo así la necesidad de actividades que provocan conflictos, tensiones y deforestación.

Agricultores reciben nuevas variedades de cultivos de un banco de semillas en Uganda. Crédito: CIAT/Georgina Smith.

Participantes en una reunión sobre inclusión de género en Kalehe, RDC. Mujeres sin acceso a la tierra trabajan en cooperativa. Crédito: Awotide Bola Amoke.
Cuerno de África: sistemas de semillas más sólidos construyen comunidades más fuertes
Los países del Cuerno de África – Etiopía, Kenia, Sudán del Sur, Sudán, Somalia, Uganda, Yibuti y Eritrea – tienen una larga historia de inestabilidad sociopolítica impulsada por disputas sobre recursos naturales compartidos, tensiones etnolingüísticas, radicalización ideológica, y una falta de gestión intergubernamental de los conflictos. Además, en los últimos años, el aumento de la inseguridad alimentaria ha agravado estos retos sociopolíticos, ya que 36 millones de personas en toda la región se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria, intensificada por la reciente sequía extrema, que se estima es el nivel más alto de inseguridad alimentaria de la región en 40 años.
Múltiples proyectos de la Alianza en la región muestran claros vínculos entre los sistemas de semillas, la seguridad alimentaria y los disturbios civiles. Durante los conflictos prolongados se interrumpe el almacenamiento y la distribución de semillas, mientras que en los momentos de conflicto agudo muchos campos han sido abandonados o dañados, lo que reduce el acceso a tierras sanas y semillas de alta calidad, disminuye la seguridad alimentaria y agrava los disturbios civiles. Sin embargo, una iniciativa de la Alianza para crear bancos de semillas comunitarios en Somalia, Sudán del Sur y Sudán pretende abordar estos problemas: "Se espera que el banco comunitario de semillas contribuya a la consolidación de la paz porque funciona como plataforma de interacción entre los agricultores, contribuyendo así a la integración de la comunidad". En concreto, el banco comunitario de semillas de Ladu Payam (Sudán del Sur) reunió a aldeas con una historia de conflictos. Los investigadores informaron de una resistencia inicial al intercambio de semillas; sin embargo, tras una formación compartida sobre la importancia de salvaguardar las variedades locales y el papel del banco de semillas comunitario en este proceso, "los beneficiarios de Ladu Payam han experimentado una convivencia pacífica durante sus interacciones a lo largo del breve periodo de implementación del banco de semillas comunitario".
República Democrática del Congo: las cadenas de valor del frijol dirigidas por mujeres aumentan la cohesión social
A través de una iniciativa en la República Democrática del Congo (RDC), el potencial de los bancos de semillas comunitarios para la cohesión social se hizo aún más evidente, demostrando que más allá de aumentar la cooperación y la paz entre comunidades vecinas, también pueden incrementar la igualdad dentro de las comunidades, en este caso, con las mujeres desempeñando un papel importante en la gestión de los bancos de semillas. En la región de Kivu Norte, los agricultores han sufrido numerosos choques, con continuos conflictos internos agravados por desastres naturales, como la erupción de un volcán en 2021 que dañó tierras e infraestructuras. Los desplazamientos internos aumentaron en los años siguientes, y aun así, un pequeño grupo de mujeres comenzó a trabajar con la Alianza Panafricana de Investigación en Frijol (PABRA, por sus siglas en inglés) de la Alianza para plantar frijoles biofortificados, con resultados prometedores. Desde 2023, el proyecto 'Bean for Women Empowerment (B4WE)' ha reforzado el papel de la mujer en la cadena de valor del frijol, empezando por la formación en sistemas de semillas, gestión de bancos de semillas, prácticas agrícolas sostenibles, control de plagas y enfermedades, desarrollo empresarial y nutrición. Al aumentar los ingresos de las mujeres y reforzar su poder de decisión, estas actividades han incrementado la resiliencia de las familias agricultoras a los conflictos regionales, ya que su seguridad alimentaria y de medios de vida se vuelve más independiente: "Incluso en las zonas afectadas por conflictos hay esperanza, y las acciones de colaboración pueden acelerar los pasos hacia un futuro mejor".

Pulpa y semillas de cacao llevadas a fermentar en una finca de Colombia. Crédito: CIAT/Neil Palmer.
Reflexiones finales: la agricultura sostenible y la paz como un ciclo virtuoso
Como lo demuestran las iniciativas transcontinentales para mejorar las prácticas agrícolas y aumentar la resiliencia de los agricultores, el desarrollo agrícola sostenible en todos los contextos tiene el potencial de mejorar la cohesión social y, por lo tanto, aumentar la paz en las regiones propensas a los conflictos; todo esto debido a objetivos compartidos, a un mayor entendimiento mutuo y a una menor necesidad de depender de actividades ilegales para obtener ingresos. Las actividades de la Alianza, que abarcan desde la Colombia en posconflicto hasta la República Democrática del Congo, históricamente propensa a los conflictos, demuestran la hipótesis de que la protección de los ecosistemas y unos medios de vida sólidos están estrechamente relacionados con la cohesión social, lo que convierte al desarrollo agrícola en el catalizador de un círculo virtuoso en el que la resiliencia medioambiental y social van de la mano. Mientras las comunidades de todo el mundo siguen enfrentándose a la inseguridad, es hora de que los partidarios tanto de la consolidación de la paz como del desarrollo agrícola unan estas dos necesidades apremiantes, utilizando la protección medioambiental y el desarrollo agrícola colaborativo y dirigido por la comunidad como un motor para la cooperación entre grupos sociales divididos, para el aumento de la igualdad social dentro de las comunidades, y para el fomento de la paz y la prevención de conflictos.