Blog "Llevar la ciencia al campo significa traducir el conocimiento en oportunidades"

Luego de cuatro años de trabajo, Rutas PDET, programa liderado por la Red Adelco, Conexión ICCO y la Alianza Bioversity y el CIAT, cierra su trabajo en los territorios. Hablamos con Alejandra Marín, coordinadora de la iniciativa de parte de la Alianza, sobre el impacto del programa en las comunidades rurales.

En Caquetá, una señora recorre la carretera nueva que ahora le permite llevar su producción de cacao al mercado con mayor facilidad. Esta vía no solo logró transformar su día a día, sino que también impulsó la productividad de toda su comunidad. En ese mismo departamento, una productora de leche alimenta a su familia y, con la leche que le sobra, decidió emprender vendiendo helados bajo su propia marca, generando así nuevos ingresos. En Tumaco, en una planta de beneficio construida con el esfuerzo colectivo entre Red Adelco, Conexión ICCO y la Alianza Bioversity International – CIAT, los productores de cacao han optimizado su infraestructura para mejorar la poscosecha, elevando la calidad del grano y abriendo puertas a nuevos mercados. Mientras tanto, en Putumayo, una finca cacaotera pasó de ser solo un espacio de cultivo a convertirse en un destino de ecoturismo. Como estas, cientos de historias reflejan el impacto de Rutas PDET, un programa que, durante cuatro años, apostó por fortalecer las cadenas productivas de cacao y lácteos a través de innovación, infraestructura y acceso a mercados.

Esta iniciativa, financiada por la Unión Europea a través del Fondo Europeo para la Paz, buscó consolidar las cadenas productivas a través de tres componentes: la mejora de la infraestructura vial para fortalecer las cadenas de cacao y lácteos, el impulso a la competitividad e inclusión en estas cadenas productivas y el fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas rurales a través de financiamiento y asesoría.

Desde la Alianza Bioversity y el CIAT, un equipo de seis investigadores lideró el componente de innovación tecnológica de Rutas PDET. A través de la implementación de paquetes tecnológicos, capacitaciones y acuerdos de conservación, más de 700 familias productoras lograron mejorar sus capacidades y acceder a nuevas oportunidades de mercado en territorios históricamente afectados por la violencia y el aislamiento. Luego de tres meses de finalizar el programa, entrevistamos a Alejandra Marín, doctora en Ciencias Agrarias, Ganadería y Cambio Climático y coordinadora de la iniciativa por parte de la Alianza. En esta entrevista, Alejandra compartió detalles sobre los logros alcanzados, desafíos enfrentados y el legado que deja esta iniciativa en las comunidades rurales de Colombia.
 

¿De qué manera las comunidades locales participaron en la planificación y ejecución de las diferentes actividades que se desarrollaron en Rutas Pdet?

Alejandra Marín: Partimos de la importancia de reconocer que los contextos locales son diferentes. En la fase inicial del proyecto realizamos un diagnóstico para conocer la realidad de los territorios, destacando el rol de los productores y de los diferentes actores clave del sector. A través de procesos participativos, las mismas comunidades fueron quienes identificaron sus retos y posibles soluciones. 

No llevamos un modelo predefinido, sino que fueron los mismos productores quienes pusieron su granito de arena y, a partir de sus necesidades, decidieron qué querían implementar y de qué manera. Co-diseñamos con ellos, planificamos juntos, pero fueron ellos quienes determinaron qué esperaban obtener al final de la intervención. 
 

¿Cuáles fueron los principales retos que surgieron al integrar la visión de los productores?

Alejandra Marín: Uno de los mayores desafíos fue la resistencia al cambio. Durante años, los productores habían escuchado sobre ciertas prácticas que podían funcionar, pero no estaban completamente convencidos de adoptarlas.

Desde las primeras fases del proyecto, establecimos parcelas demostrativas para que los productores experimentaran de primera mano las tecnologías promovidas por la Alianza en cada cadena de valor. Esto les permitió confiar en los resultados y fomentar el "aprender haciendo", un enfoque en el que ellos mismos implementaron y ajustaron las tecnologías según su contexto y experiencia. 

Hablemos de la implementación en campo, ¿cómo fue el proceso para llevar “la ciencia al campo”?

Alejandra Marín: Para llevar la ciencia al campo, uno de los retos más grandes sin duda alguna era que, desde nuestro rol como investigadores, pudiéramos transferir el conocimiento y traducirlo a un lenguaje que fuera de fácil comprensión y accesible para los productores. De igual forma era importante lograr una buena receptividad por parte de las comunidades.

¿A quiénes benefició el proyecto?

Alejandra Marín: Tuvimos beneficiarios directos e indirectos. Los directos fueron productores de cacao en Putumayo y Tumaco, y productores de ganadería de leche en Caquetá. Dentro de ese mismo grupo de beneficiarios están las mujeres y jóvenes, que también jugaron un rol muy importante. En ambas cadenas de valor más del 60% de las mujeres tuvieron un rol activo en implementación de las prácticas de ganadería sostenible. A través de herramientas como la caja de herramientas de género que utilizamos en el programa, se logró involucrar a más mujeres en la toma de decisiones, administración de recursos y estrategias de implementación. Nos preocupamos por promover un enfoque en el que las mujeres tomaran decisiones.

Entre los beneficiarios indirectos estuvieron las organizaciones sociales de base, las Organizaciones de Economía Campesina y Comunitaria (OECV), juntas de acción comunal, los resguardos indígenas y en el caso de Tumaco, comunidades afrodescendientes.
 

Decías que las mujeres jugaron un rol importante en el proyecto. ¿Qué resultados lograron en términos de inclusión y empoderamiento de las mujeres?

Alejandra Marín: Uno de los principales resultados fue el incremento en la participación de las mujeres en las cadenas de valor de cacao y ganadería. En cacao es más común ver mujeres trabajando, pero en ganadería, un sector tradicionalmente liderado por hombres se logró que su participación alcanzara el 60%.

También hubo casos de organizaciones lideradas por mujeres que hoy comercializan productos como chocolate y queso, lo que evidencia su empoderamiento dentro de la cadena productiva.

Otra de las iniciativas que implementamos fue la promoción de que los jóvenes se convirtieran en gestores ambientales y administrativos. Estos jóvenes entre 17 y 28 años participaron de la implementación del programa en los contratos de apoyo financieros a terceros en la parte de gestión empresarial.
 

¿Cómo destacarías el trabajo que llevaron a cabo las demás instituciones en el programa?

Alejandra Marín:  Algo muy valioso del Programa Rutas PDET ha sido la visión integral que logramos construir entre todos los socios. Trabajar con socios como la Red Adelco y con ICCO Conexión nos ayudó a conectar ciencia con retos de infraestructura vial y comercial y traducir investigaciones en soluciones concretas para los productores. Fue un esfuerzo colectivo donde cada uno puso lo mejor de su campo, y eso hizo la diferencia. 

Después de 4 años de ejecución, ¿qué dejó el proyecto en los territorios?

Alejandra Marín: Algo fundamental que dejó el proyecto fueron las capacidades instaladas en los territorios. No solamente con los productores, sino también con la misma comunidad. Dentro el programa, la Alianza implementó un modelo de ejecución de recursos que se llama apoyo financiero a terceros. A través del modelo, las organizaciones involucradas recibieron y ejecutaron los recursos económicos, aprendiendo, con la capacitación de los investigadores de la Alianza, a presentar proyectos, hacer presupuestos y definir objetivos de implementación claros. Este fortalecimiento de las organizaciones fue otro de los grandes resultados del programa, ya que finalmente fueron ellas quienes ejecutaron los recursos de la subvención del Fondo Europeo para la Paz.

También establecimos acuerdos voluntarios de conservación para promover sistemas agroforestales y ganaderos sostenibles. Muchos productores firmaron acuerdos de conservación donde se comprometieron voluntariamente a no talar árboles.
 

Finalmente, como investigadora y líder del programa ¿está satisfecha con los resultados de Rutas PDET?

Alejandra Marín: Sí, estoy satisfecha, pero más que eso, siento que hemos hecho un trabajo con propósito. No es solo un tema de cumplir con indicadores, sino de saber que logramos aportar algo real a los productores, que las herramientas y conocimientos que compartimos les sirven en su día a día. Pero sobre todo que recuperaron la confianza en los proyectos agropecuarios. Me da gusto y me enorgullece que la ciencia no se quede en los reportes técnicos o boletines, sino que se transforme en soluciones prácticas para mejorar la producción y cuidado del ambiente, pero que también reconoce los conocimientos ancestrales y la cultura.

Investigadora