Informe Anual 2020 La investigación agrícola debería restaurar nuestros paisajes y mejorar (no degradar) los servicios ecosistémicos

View of farmland and forest in rural Kenya

View of farmland and forest in rural Kenya, during a flight to Marsabit in the north of the country.

Neil Palmer (CIAT)

Nuestros investigadores trabajan en diversas disciplinas que harán que los paisajes que sustentan la producción de alimentos sean sostenibles. 

En respuesta a las persistentes hambrunas de principios del siglo XX, la investigación agrícola mundial se centró en aumentar la producción de alimentos. Pero con los éxitos y fracasos de la Revolución Verde, que impulsó la disponibilidad de alimentos en el ámbito global, cambiaron las prioridades de la investigación.  

Históricamente, la investigación agrícola se ha enfocado en mejorar la producción de alimentos y aumentar los rendimientos. Pero con frecuencia esto se ha llevado a costa de dejar de generar sistemas resilientes y saludables, poniendo en peligro la calidad de los alimentos, niveles de producción y ecosistemas. 

Hoy en día, la agricultura acapara el 75 % del agua utilizada por los seres humanos y abarca casi el 40 % de la superficie habitable de la Tierra. Aproximadamente el 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano proviene de la agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra, de acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU o IPCC.  

Más preocupante aún, entre un 25 y 30 % del alimento producido se pierde o desperdicia. Las proyecciones entre 2010 y 2050 indican que si continuamos produciendo alimentos de la forma en que lo hacemos ahora, los efectos ambientales negativos sobre el sistema alimentario podrían incrementar en un 50-90 %, alcanzando niveles por encima de los límites planetarios considerados seguros para la humanidad.  

Si bien la agricultura ha causado las condiciones generalizadas de degradación, pérdida de biodiversidad y cambio climático, acciones inmediatas pueden frenar esta tendencia. Una agricultura que mejore la naturaleza debe ocupar un lugar prioritario. 

Farmers preparing the fields in Barotse floodplain

Reconstruir mejor, desde la propia base  

Cuando se le da un manejo correcto, la agricultura puede mejorar los sistemas alimentarios, brindar servicios ecosistémicos, ser un sumidero de carbono y tener un impacto positivo sobre la calidad y cantidad del recurso hídrico.  

Con inversiones adecuadas en rehabilitación y manejo sostenible de suelos, los retornos económicos de los servicios ecosistémicos restablecidos podrían representar de 3 a 6 veces lo invertido. Muchas prácticas sostenibles de manejo de suelos pueden volverse rentables en 3 a 10 años, según el IPCC. 

A lo largo de la historia de los centros CGIAR que conforman la Alianza, nuestro trabajo multidisciplinario se ha enfocado en profundizar en nuestro conocimiento del suelo, cultivos, agua y biodiversidad, llegando a su vez a entender cuáles son los motores socioeconómicos de las decisiones de uso sostenible del suelo.   

Hemos ayudado a los agricultores a manejar los nutrientes para satisfacer la creciente demanda de los cultivos, a manejar la biodiversidad del suelo y a mejorar el uso de los recursos naturales en comunidades de diferentes paisajes de todo el mundo. Hemos sido pioneros en investigación ambiental, agrícola y socioeconómica.  

Nuestro trabajo en incentivos ambientales, como el pago por servicios ambientales para la conservación de la agrobiodiversidad y el agua es un componente esencial de nuestra investigación en economía ambiental, la cual se centra en la productividad de los cultivos y el manejo de paisajes completos para obtener múltiples beneficios ambientales y socioeconómicos.   

Cabbage field in Sa Pa, Lao Cai province, Vietnam.

Conectar los puntos en diversas escalas 

En la medida en que los sistemas alimentarios ganan mayor reconocimiento como una de las formas más eficaces de optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental, nosotros hemos conectado nuestra investigación con este panorama más amplio. Nuestra investigación promueve soluciones a largo plazo basadas en el uso del suelo, que pueden contribuir con las prioridades globales y nacionales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.  

En la Amazonía, desarrollamos herramientas para asistir a los bomberos en la previsión de la severidad de los incendios, en lo referente a herramientas de detección en tiempo real y orientación sobre la severidad para que puedan actuar rápidamente. Nuestras herramientas nos permiten brindar asesoría sobre cuáles de las diversas especies de árboles o fuentes de semilla regeneran bosques en Colombia, orientar la planificación del uso del suelo y las negociaciones sobre el recurso hídrico en Etiopía, y brindar apoyo a modelos de deforestación cero para hacer frente a la deforestación de la Amazonía peruana.  

Hoy en día, nuestro trabajo sigue conectando esos puntos. Colaboramos con una amplia red de socios de todo el mundo para compaginar las ciencias biofísicas y sociales con el fin de rehabilitar paisajes degradados. Juntos, desarrollamos estrategias sostenibles de manejo para los socios, entre ellos agricultores, a través de la promoción de incentivos para una agricultura que favorezca la naturaleza  

En la región Asia-Pacífico, junto con nuestros socios, promovemos el mejoramiento de la salud del suelo y sistemas agrícolas sostenibles mediante nuestra Plataforma Común de Biotecnología Microbiana. En Brasil, facilitamos una Plataforma de Socios por la Amazonía con el fin de promover la participación del sector privado en inversiones para la conservación de la biodiversidad.  

Nuestra investigación  más reciente también se conecta con agendas globales sobre conservación, salud humana y cambio climático. Explora el complejo nexo entre biodiversidad, alimentación, salud y recurso hídrico, a cargo de la Plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES), la cual contribuye con evaluaciones de cuánto han avanzado los países en el cumplimiento de sus metas relacionadas con la sostenibilidad del uso del suelo y los sistemas alimentarios. Además contribuimos en las evaluaciones del IPCC sobre los vínculos causales entre sistemas de uso del suelo y cambio climático.  

En línea con la estrategia de Un CGIAR, continuaremos desarrollando herramientas pioneras y proporcionaremos evidencia transdisciplinaria para orientar la toma de decisiones con respecto al manejo del suelo, el recurso hídrico y los ecosistemas. Nuestra singular combinación de conocimiento científico contribuye a desarrollar innovaciones tecnológicas que brindan beneficios a los administradores de la tierra, agricultores, empresas privadas y comunidades, maximizando a su vez los beneficios socioeconómicos y ambientas de los paisajes agrícolas. 

Aspectos destacados de la investigación

Detener la deforestación para la producción de alimentos es vital para revertir el deterioro de la biodiversidad 

El cambio en el uso del suelo para alimentar a las personas es el principal causante de la pérdida de biodiversidad. Investigaciones demuestran que es necesario (y posible) cambiar esta relación si queremos revertir las tendencias de pérdida de biodiversidad hacia el año 2050. Esta colaboración formó parte del Informe Planeta Vivo 2020 de WWF e incluía la investigación de Fabrice DeClerck de la Alianza. Lea nuestro comunicado de prensa y el artículo original de investigación en Nature.