Informe Anual 2020 Ahora más que nunca, la biodiversidad agrícola forma parte de la solución

Man holding a bunch of red bananas

On the search for banana wild relatives in Papua New Guinea

S. Carpentier

Décadas de avances científicos nos han permitido aplicar nuestra experiencia en la protección de la agrobiodiversidad para mejorar la seguridad alimentaria y la salud de las personas y el planeta. Aún queda mucho por hacer 

Llegué a CGIAR en 2004 para efectuar investigación sobre manejo en finca de la biodiversidad agrícola. Una de las primeras grandes preguntas que abordamos fue por qué los agricultores han desbaratado las predicciones de que abandonarían sus antiguas variedades locales por nuevas variedades producidas por la Revolución Verde. Desde Vietnam hasta Etiopía, mis colegas y yo observábamos que las variedades tradicionales que preferían los agricultores poseían rasgos deseables, entre ellos su calidad nutritiva, adaptación a las condiciones locales y atractivo cultural. 

Nuestros investigadores acumularon evidencia de que las variedades locales, con su diversidad genética (desarrolladas de manera tradicional y cultivadas por los agricultores) podían proveer nutrientes para combatir todas las formas de desnutrición, desde la obesidad hasta el desperdicio. Asimismo, los diversos rasgos de los cultivos y los parientes silvestres de dichos cultivos podían aumentar la resiliencia al cambio climático. 

Durante años, hemos colaborado con los productores en Etiopía para evaluar en campo cientos de variedades de trigo.

Nuestro trabajo va más allá de encontrar y proteger los recursos fitogenéticos. Es necesario que utilicemos la biodiversidad agrícola para enriquecer nuestros sistemas alimentarios.  

Mayor urgencia de conservar y utilizar la biodiversidad

Los resultados científicos clave obtenidos por la Alianza el año pasado enfatizan la función de la agrobiodiversidad en nuestra agenda global de investigación. 

Un estudio que dio seguimiento a 8 años de recompensas en especie a agricultores de Perú demostró que hasta un 50 % de los agricultores conservan variedades nativas reintroducidas en sus fincas media vez tengan acceso a semillas. Dicho programa de incentivos “Pagos por servicios de conservación de la agrobiodiversidad” (PACS, sus siglas en inglés) ahora está siendo financiado por el Gobierno de Perú. Otros países están considerando marcos similares. 

Luego del farro, la quinua y la rúcula, el tef debe ser el siguiente cultivo ancestral que encontramos de nuevo en nuestras mesas. Pero la producción de este nutritivo grano etíope se encuentra seriamente amenazada por el cambio climático. Por primera vez, los científicos, en colaboración con agricultores, mapearon miles de variedades de tef para salvarlas, preservarlas y estudiarlas en función de su resiliencia al cambio climático.  

En otra carrera contra el tiempo, los investigadores publicaron hallazgos de su búsqueda de parientes silvestres de banano en Papúa Nueva Guinea. Los mercados mundiales se encuentran dominados por una única variedad de banano, la Cavendish, pero esta se encuentra amenazada por la rápida diseminación de una enfermedad global, la Raza Tropical 4 (RT4) del hongo Fusarium oxysporum. Los parientes silvestres y las docenas de variedades desarrolladas por agricultores y que se consumen en el hemisferio sur podrían conservar los rasgos de resistencia a esta enfermedad que se necesitan para asegurar un futuro con el fruto más popular del mundo. 

Papúa Nueva Guinea alberga al ancestro silvestre del banano que contiene semillas. Crédito: S. Carpentier

Evolución de la investigación y las perspectivas

En la década de 1990, CGIAR fue pionero en investigación sobre cómo, por qué y dónde desarrollaban y utilizaban la biodiversidad dentro y entre cultivos los agricultores. Devra Jarvis, quien se jubiló recientemente, fue instrumental en el establecimiento de nuestro programa sobre diversidad en finca. El científico emérito Stefano Padulosi lideró la priorización de cultivos subutilizados

Durante la próxima década, predecimos un cambio de paradigma que ubicará a la biodiversidad en el centro de las soluciones para la nutrición y la agricultura, así como un crecimiento exponencial de la adopción de nuestras recomendaciones científicas en materia de políticas. Los agricultores seguirán siendo el centro de nuestra agenda de investigación, como custodios y arquitectos de la conservación de la biodiversidad, así como sus principales beneficiarios.  

El científico Ehsan Dulloo, que lideró una red sudafricana para comprender y conservar los parientes silvestres de los cultivos regionales, comenta que la relación entre agricultores y bancos de germoplasma ya no es “en una sola vía”, en la que se colectaban los materiales de los agricultores para la posteridad; ahora, los bancos de semillas comunitarios y de los agricultores intercambian materiales con los agricultores. 

La diversidad es clave para combatir los riesgos del monocultivo. Con la RT4, ahora el mundo está entrando al “peor escenario posible” en cuanto a la producción de banano, dice el líder de la investigación en este cultivo, Nicolas Roux, y necesitamos campos diversificados para combatir esta pandemia. 

Los campos y paisajes diversificados se basan en los árboles como característica dominante de los sistemas agrícolas, observa Chris Kettle, especialista en recursos genéticos forestales. Los árboles brindan servicios a los sistemas agrícolas, como sombra y suelos más nutritivos, además de productos comestibles, como frutas. 

La mayor atención que se está prestado en todo el mundo a la buena salud está acelerando la transformación de los sistemas alimentarios, dice Michael Halewood, experto en políticas. Él indica que es necesario contar con incentivos y políticas que “pongan fin a las calorías baratas” –básicamente, la comida chatarra– en favor de una dieta nutritiva y diversa. 

El mundo enfrenta varias crisis simultáneas: el clima, la desnutrición, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad. Para cumplir con los objetivos de desarrollo y metas de conservación de la biodiversidad, además de mejorar la salud a través de la alimentación, debemos trabajar en múltiples frentes al mismo tiempo. Es el momento de hacer una reorientación profunda de los sistemas económicos que impulsan la mala alimentación y la destrucción de los ecosistemas, hacia prácticas sostenibles que acojan la biodiversidad agrícola. 

Diversas variedades de quinua cultivadas por productores indígenas en Perú. Crédito: A. Drucker

Aspectos destacados de la investigación

La próxima generación de metas de conservación de la biodiversidad debe apuntar más alto que nunca. 

En 2020 no se alcanzó ninguna de las metas globales de conservación de la diversidad biológica. Las nuevas metas, que actualmente discuten los países en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, requerirán un enfoque holístico y acción inmediata, dicen los investigadores en la revista Science. Lea el comunicado de prensa y el artículo