África

Informe Anual 2020 Más allá del fitomejoramiento: por alimentos nutritivos y diversos para África

En África, nuestra investigación se ha enfocado históricamente en el mejoramiento de cultivos. Nuestro éxito se basa en investigación rigurosa para tener suelos más sanos, forrajes mejorados para el ganado, frijol con mayor rendimiento y banano. Estos constituyen cultivos clave para la seguridad alimentaria en África. Nuestra investigación incrementa la disponibilidad de estos cultivos además de asegurar que pueden superar satisfactoriamente las dificultades que representan enfermedades, plagas y fenómenos climáticos extremos, como sequías o inundaciones.  

Para el año 2030, temperaturas más elevadas y sequías podrían reducir la producción de frijol un 3-5 % en todo el territorio africano, con serias implicaciones para la seguridad alimentaria y nutricional de los países en que el frijol es un alimento básico. Para ayudar a agricultores y socios de la región a adaptarse al cambio climático –o incluso a prosperar a pesar de él– con nuestra investigación se han desarrollado variedades de frijol trepador de alto rendimiento, permitiendo así a los agricultores a cambiarse al cultivo de variedades verticales de frijol en la región de los Grandes Lagos de África. 

Estas variedades crecen verticalmente, lo cual permite a los agricultores producir más en un menor espacio. Esta investigación destaca un giro importante. En colaboración con nuestros socios, entre ellos agricultores, esta investigación va más allá del fitomejoramiento para evaluar los rasgos y variedades que demandan los consumidores. Refleja un giro más amplio de nuestro trabajo, desde los cultivos que mejoramos hasta la razón por la que los mejoramos y para quién. Nuestros esfuerzos se han reorientado desde el mero fitomejoramiento hacia los agricultores que adoptan los cultivos, preguntándoles qué rasgos desean, entre los cuales se encuentran mejores cualidades nutricionales. 

Nuestro mandato central sigue siendo el avance agronómico, pero estamos vinculando más rigurosamente la agronomía con la salud e intereses sociales más profundos. Por ejemplo, en Ruanda, nuestra investigación demuestra que una dieta de frijol con alto contenido de hierro mejora la salud de mujeres con anemia. El estudio introdujo una dieta de 18 semanas a base de frijol con alto contenido de hierro y encontró mejorías en el desempeño físico de las mujeres, evidenciando el potencial de los cultivos biofortificados para hacer frente a las deficiencias nutricionales en países de bajos ingresos. Nuestros investigadores también toman en consideración demandas clave del consumidor: por ejemplo, asegurar que las nuevas variedades de frijol se cuezan más rápido.  

Hemos reorientado la gestión de las relaciones, desde contribuir con el desarrollo de los Sistemas Nacionales de Investigación Agrícola hacia brindarles apoyo. En Etiopía, nuestro trabajo en colaboración con investigadores nacionales ha develado los secretos del singular grano ancestral del país, el tef. Este grano básico nativo se encuentra en riesgo de desaparecer, pues el 80 % de su producción se verá afectada por las altas temperaturas si no se protege.  

Por primera vez, nuestros científicos han mapeado miles de variedades del cultivo para acelerar los esfuerzos por salvarlo, profundizando o conociendo la forma en que el cultivo nos puede ayudar a adaptarnos a los desafíos nutricionales o climáticos. También estamos contribuyendo con la preservación de la vasta diversidad que existe en el continente. En Uganda, trabajamos con agricultores del área rural para ayudar a proteger las semillas nativas del país, mediante una iniciativa comunitaria que está empoderando a las mujeres para que alimenten de mejor manera a sus familias y aumenten los ingresos del hogar.