La acción de la investigación colaborativa en el centro de la agricultura sostenible y resistente al cambio climático
From the Field
Ciencia, innovación y conocimiento local unidos para transformar la agricultura en América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe enfrenta hoy un escenario crítico: el cambio climático amenaza la producción agrícola, la inseguridad alimentaria crece y los ecosistemas están bajo presión. Frente a esta realidad, la iniciativa AgriLAC Resiliente ha demostrado que la ciencia, la tecnología y el conocimiento local pueden converger para transformar los sistemas agroalimentarios de forma sostenible e inclusiva.
Liderada por la Alianza de Bioversity International y el CIAT, junto con CIMMYT, IFPRI y CIP, AgriLAC Resiliente impulsó una estrategia regional basada en investigación colaborativa, digitalización, fortalecimiento de capacidades y acción territorial. Su enfoque parte de una premisa clara: es posible lograr una agricultura resiliente si las soluciones científicas se cocrean con quienes habitan y gestionan el territorio.
En poco tiempo, los resultados fueron contundentes. Más de 1,4 millones de personas se han beneficiado de cultivos adaptados al clima y herramientas digitales para la toma de decisiones. Plataformas con pronósticos del clima han dado acceso a datos agroclimáticos a más de 200.000 productores, permitiéndoles planificar de forma más eficiente, mitigar riesgos y mejorar sus rendimientos.
El trabajo en campo fue esencial. Con 66.700 sitios de innovación distribuidos en cerca de 76.000 hectáreas en la región, AgriLAC transformó territorios en espacios de aprendizaje y experimentación, permitiendo validar 26 innovaciones agronómicas, digitales, organizativas y comerciales adaptadas a contextos específicos, gracias al diálogo constante entre científicos, agricultores y comunidades locales.
La iniciativa puso un fuerte énfasis en el enfoque territorial y de género. Las mujeres rurales jugaron un rol destacado en el diseño, implementación y liderazgo de procesos de innovación, fortaleciendo sus capacidades y visibilizando su papel clave en la transformación agroalimentaria. Al mismo tiempo, más de 12.800 personas fueron capacitadas, y se produjeron 267 productos de conocimiento que hoy nutren políticas públicas, estrategias de extensión y nuevos proyectos.
En Colombia, marcas como Munumuke Kia, Agrozapatero y Encanto del Perijá lograron posicionar productos con valor agregado en mercados nacionales e internacionales, conectando sostenibilidad con desarrollo económico local. En Guatemala, se diseñó y probó un producto financiero digital adaptado a las necesidades de pequeños ganaderos, mostrando que la innovación también puede abrir puertas a la inclusión financiera rural.
A nivel institucional, AgriLAC Resiliente apoyó la integración de soluciones climáticamente inteligentes en estrategias nacionales, fortaleció redes regionales y promovió políticas públicas basadas en evidencia científica. Esta articulación multiescalar fue clave para asegurar la escalabilidad de las innovaciones y su apropiación por parte de los gobiernos y actores del desarrollo.
AgriLAC Resiliente demostró que cuando la ciencia se convierte en acción y la innovación nace del diálogo con las comunidades, es posible enfrentar los desafíos más urgentes de forma colectiva, efectiva y transformadora. Esta iniciativa evidenció cómo la colaboración entre diversos actores de la región —productores, instituciones públicas, sector privado, academia y sociedad civil— puede fortalecer las redes agroalimentarias a través de la co-creación de soluciones adaptadas, el fortalecimiento de capacidades locales y la implementación de innovaciones centradas en el territorio. Los resultados no solo muestran impactos tangibles en la productividad, acceso a tecnologías y empoderamiento comunitario, sino también una mejora en la calidad y diversidad de las relaciones entre actores clave, lo que ha multiplicado el impacto de las soluciones desarrolladas.
AgriLAC Resiliente deja una hoja de ruta clara: construir plataformas de colaboración, fortalecer las alianzas multiactor y mantener un enfoque de innovación compartida son elementos esenciales para transformar los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe y hacerlos más equitativos, sostenibles y preparados para el futuro.





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