Rumbo a la COP30: la región se prepara para liderar la transformación agroalimentaria frente al cambio climático
From the Field
Del 28 al 30 de abril de 2025, el Campus de las Américas de la Alianza Bioversity y CIAT fue el epicentro de líderes, negociadores, expertos y representantes gubernamentales de América Latina en el Taller Regional en Agricultura y Cambio Climático, un evento clave para fortalecer capacidades, alinear visiones, compartir experiencias y preparar a la región de cara a los procesos de actualización de sus compromisos climáticos, marcando así el rumbo del sector agroalimentario regional para los próximos años.
Desde hace ya varios años, diferentes estudios y proyecciones han resaltado el potencial agrícola de América Latina y el Caribe, al punto de catalogarla como una importante despensa agrícola global gracias a su riqueza natural, su diversidad de climas y suelos, su patrimonio agrícola y su disponibilidad de tierras y agua. Hoy en día, estas afirmaciones se ven amenazadas, entre otros, por los retos que suponen el cambio climático para el sector y para la región. No obstante, el 2025 se ha configurado como un año decisivo para el posicionamiento del sector agroalimentario como una de las banderas clave de América Latina y el Caribe en el marco de la lucha internacional frente al cambio climático.
En primer lugar, el Acuerdo de París de 2015, el tratado internacional más importante sobre cambio climático establece que las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), mecanismo donde los países adquieren compromisos para contribuir a la meta global de reducción de emisiones y adaptarse al cambio climático, deben actualizarse cada cinco años. Así las cosas, el 2025 corresponde al tercer ciclo de actualizaciones de estas, o proceso “NDC 3.0”, donde los países se encuentran ante el desafío, y la oportunidad, de elevar la ambición de sus metas y compromisos climáticos de cara al 2035. Estas nuevas versiones no solo deben reflejar compromisos más ambiciosos, sino también integrar de forma decidida al sector agroalimentario en las estrategias de mitigación, adaptación, financiamiento y transparencia climática; lo que no es posible sin una preparación técnica y política sólida, acompañada de una mirada regional articulada.
“Desde la Alianza se busca que el fortalecimiento de capacidades se una con la generación de conocimiento científico aterrizado a las realidades de cada región; por parte de la Alianza buscamos contribuir a este fortalecimiento de capacidades, además que las negociaciones de cambio climático sean basadas en ciencia y al mismo tempo reconociendo las necesidades de la región”. Deissy Martínez Barón, Líder de Acción Climática para América Latina y el Caribe. Alianza Bioversity y CIAT.

Deissy Martínez-Barón
Líder regional de Acción Climática en América Latina y el Caribe






En segundo lugar, en 2023 durante la COP28 en Dubái, se presentó el primer Balance Mundial, un proceso diseñado para evaluar el progreso colectivo hacia el logro de los objetivos del Acuerdo de París a largo plazo. Uno de los resultados más relevantes de esta COP28 y de este primer Balance Mundial fue, precisamente, el reconocimiento de los sistemas agroalimentarios como parte fundamental de la agenda climática global. La Declaración de los Emiratos, firmada por más de 160 líderes mundiales, consolidó la necesidad de construir una agricultura sostenible y resiliente como motor de cambio frente al calentamiento global.
Como mencionó Geidy Xiomara Ortega Trujillo, Viceministra de Asuntos Agropecuarios, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia (MADR), “Tenemos estrategias que se han venido trabajando e impulsando en conjunto con la FAO, como por ejemplo agricultura inteligente, sistemas que tienen que ver con todo el componente de gestión del riesgo, pero también el componente pecuario, agrícola, económico y de gestión comunitaria… estas estrategias hay que reproducirlas como elementos fundamentales de lo que es la adaptación al cambio climático”.
Finalmente, en tercer lugar, América Latina está frente a una oportunidad clave pues, sumado a lo dicho anteriormente, a finales de 2025 se realizará en Belém - Brasil la COP30, lo que se traduce en mayor visibilidad y en una voz más alta para la región, lo que a su vez demanda metodologías sólidas, compromisos ambiciosos y metas robustas que pongan a la región al frente la conversación global hacia sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes.
En este contexto, el desarrollo del Taller Regional en Agricultura y Cambio Climático de América Latina se convirtió en una plataforma vital para promover el impulso, una voz conjunta y fortalecida en la región, atendiendo al momento estratégico general, enfocados en apoyar el proceso de actualización de las NDC.
El encuentro, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Plataforma de Acción Climática en Agricultura de Latinoamérica y el Caribe (PLACA), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), y la Alianza de Bioversity International y el CIAT, convocaron a negociadores del sector agrícola, representantes de ministerios de Agricultura, Medio Ambiente y Finanzas, expertos académicos y técnicos, y plataformas regionales de acción climática.
“La importancia de la capacitación a este sector o a estos negociadores y negociadoras es darles las herramientas para que puedan posicionar los sistemas agroalimentarios en la agenda de acción climática y las posturas en este caso de la región, de cómo la región puede contribuir con la adaptación y la mitigación del cambio climático a través de los sistemas agroalimentarios”, Maria Mercedes Proaño, Oficial de Financiamiento Climático, Coordinadora de la Unidad de Cambio Climático, y Coordinadora de la Unidad de Financiamiento Climático y Ambiental, FAO RLC.
Durante tres días, gracias al trabajo colaborativo, el intercambio de conocimientos, herramientas prácticas, lecciones aprendidas y soluciones reales que ya se están implementando en diferentes países para construir rutas viables, identificar sinergias, afinar los sistemas de reporte y monitoreo, se entrelazaron vínculos y se fortalecieron las capacidades de los equipos que representarán a la región en las próximas negociaciones climáticas: la SB62 en Bonn y la COP30 en Belém.
Mas allá del componente técnico, este encuentro ofreció una experiencia enriquecedora, donde cada delegación reflejó su trabajo en un marco regional más amplio, donde la y las soluciones prácticas en el terreno, muchas de ellas nacidas desde las comunidades rurales, cobraron el protagonismo que merecen en la agenda global.
La región tiene mucho que decir y aún más por hacer. La agricultura no solo es una víctima del cambio climático: es también una de las grandes aliadas para enfrentarlo. Desde las prácticas ancestrales hasta las innovaciones tecnológicas más recientes, el sector agroalimentario latinoamericano guarda un potencial transformador que debe ser visibilizado, financiado y replicado.
Este encuentro ha representado una oportunidad única para tejer una visión agroclimática conjunta, que no solo defienda los intereses de la región, sino que proponga soluciones concretas y contextualizadas con impacto global, pues si queremos mantenernos en la ruta del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5 °C o menos, la agricultura debe estar en el centro de la acción climática, y ese camino comienza aquí.
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