Blog Día de los Animales: Cinco Libertades para cuidar la Fauna

Por Isabela Rivas

Desde hace cerca de 200 000 años que los seres humanos emergimos como especie dominante, hemos transformado a la naturaleza, utilizándola para sobrevivir y evolucionar. Sin señalar lo correcto o incorrecto de este proceso, debemos reconocer que tenemos una relación simbiótica con el planeta, y que cuanto más lo cuidemos, más bienestar podremos obtener, incluso garantizar nuestra propia existencia. Este cuidado involucra también el uso controlado, sostenible y amigable de todas las especies que nos acompañan en nuestra estancia en la Tierra, entre ellas los animales.

La fauna, tanto silvestre como domesticada, es importante para el bienestar mundial y el equilibrio ecológico, trayendo beneficios como la conservación de los ecosistemas, el acompañamiento en la vida diaria y una fuente de proteína y micronutrientes para nosotros los humanos. Por esto y más, los animales merecen respeto y una vida digna. Las Cinco Libertades de los Animales, enunciadas en 1965, exponen las condiciones de trato y cuidado que el ser humano debería proveer a estos, en especial a los domesticados. En el Programa de Forrajes Tropicales de la Alianza Bioversity International y CIAT se tratan estas cinco libertades como ejes transversales en el trato ético hacia los animales, especialmente hacia los bovinos, protagonistas de nuestro trabajo y estudios.

Estos rumiantes insaciables, domesticados hace aproximadamente 10 000 años por el hombre, han llegado a todas las latitudes en dos grandes especies: Bos indicus (originario de Asia) y Bos taurus (Oriente Medio). Son animales muy interesantes, con hábitos y conductas definidas en las que se destacan sus comportamientos jerárquicos en grupo. En conmemoración del Día de los Animales, resaltamos la importancia de que los espacios, tecnologías y recursos que se emplean en la ganadería cumplan con estas cinco libertades:
 

Libres de hambre, sed y desnutrición

Esta libertad es uno de los principales ejes de trabajo del Programa de Forrajes, ya que gran parte de su investigación está dedicada al mejoramiento de pasturas con mayor calidad nutricional. La palatabilidad también es importante, dado que a los bovinos les gusta escoger su comida; por eso, se busca ofrecer una diversidad de forrajes de buena calidad de la cual las vacas pueden alimentarse, brindándoles una “ensalada” de todos los verdes posibles y de la cual pueden escoger el alimento que más le guste. En cuanto a la hidratación, el Programa de Forrajes promueve tecnologías de uso eficiente del recurso hídrico como la cosecha de agua; esta permite almacenar aguas lluvias para posteriormente brindar al animal una fuente constante del recurso a la que acudirá dependiendo de sus deseos y necesidades. Mediante esta tecnología también se garantiza el cuidado y conservación de los ecosistemas acuáticos, ya que el sobrepastoreo y consumo directo por parte del ganado contaminan y degradan estos espacios.

Libres de temor y angustia

Tradicionalmente, en la ganadería se emplean perros y caballos para movilizar el ganado, lo cual puede provocar una respuesta estresante en los bovinos. Una manera de evitarla es a través de elementos menos invasivos como las banderas guía, que permiten movilizar al ganado sin alterarlo y respetando esta libertad a través de sus zonas de fuga, las cuales representan el “espacio personal” de los animales.

Libres de molestias físicas y térmicas

Al igual que a los humanos, el comportamiento animal se ve afectado por las condiciones climáticas. Bajo situaciones extremas necesitan más agua, su apetito disminuye y por tanto también su peso corporal; de igual forma, experimentan estrés e incluso se reduce su desempeño en la producción. Una de las medidas para respetar esta libertad son los sistemas silvopastoriles, que generan microclimas bajando las temperaturas y creando espacios de sombra en los que el ganado suele refugiarse en las horas de sol más intenso. Actualmente, se están llevando a cabo estudios adicionales de pastoreo a la sombra, con pasturas adaptadas a estas condiciones; los resultados preliminares evidencian que, bajo la sombra, el ganado reduce hasta un 30% su requerimiento hídrico, lo cual es una muestra no solo de mayor bienestar, sino de uso eficiente del agua.

Libres de dolor, lesiones o enfermedades

Todo sistema productivo ganadero debe cumplir oportunamente con la vacunación de sus animales. Es una medida de protección contra enfermedades como brucelosis, aftosa, tétanos y rabia, y debe hacerse con la frecuencia indicada (en Colombia, por ejemplo, se realiza cada seis meses).
Adicionalmente, el control y la identificación adecuada del ganado permite, en caso de enfermedad, identificar oportunamente al animal afectado y otorgarle el tratamiento correspondiente bajo los cuidados de un médico veterinario. También es necesario el control de insectos, en especial de las moscas, las cuales pueden generar estrés y transmisión de enfermedades.

Libres de manifestar un comportamiento natural

Existe un límite entre lo que es la domesticación y la limitación de la naturaleza de un animal. Si bien en muchos lugares de Latinoamérica se practica tradicionalmente el pastoreo extensivo, este puede entrar en conflicto con la cantidad de área dedicada al ganado, y más si se acude a la deforestación para ampliar dichas áreas. Las tecnologías desarrolladas a la fecha, promovidas por la Alianza de Bioversity International y el CIAT, apuntan hacia la intensificación sostenible de la ganadería, para pasar de 0.7 Unidades Gran Ganado (UGG —peso medio de un animal adulto—) por hectárea (ha) hasta 4 UGG/ha. Esto permite a los animales mantener un comportamiento natural mientras se optimiza el área dedicada al pastoreo.

Aquellos que no siempre vemos

Además de los bovinos, hay más animales involucrados en la ganadería y otros procesos de producción. Las aves, por ejemplo, son excelentes repartidores de semillas, lo que permite la propagación de especies forestales, forrajeras y leguminosas que sirven para mantener el ganado y preservar la biodiversidad. Otros menos reconocidos son los “ingenieros del suelo”, es decir, la macrofauna compuesta por insectos, lombrices y escarabajos, los cuales, a pesar de ser tan pequeños, tienen múltiples funciones en el suelo como descomprimirlo y airearlo, contribuir al reciclaje de sus nutrientes, la fertilización de las pasturas, e incluso reducir las poblaciones de parásitos, lo que a su vez mejora la salud de las especies más grandes.

Al final, sin importar sus características, todas las especies animales son importantes para nosotros y aportan a la conservación de la biodiversidad, tan maravillosa como la conocemos.

¡Si la vida y el bienestar de los animales son garantizados, los nuestros también!