Blog Salma Kadry, científica que trabaja sobre cómo las amenazas climáticas pueden generar riesgos para la paz y la seguridad.

Salma Kadry es especialista en clima, paz y seguridad y trabaja en la Alianza de Bioversity International y el CIAT para la iniciativa FOCUS Climate Security de CGIAR. Tras su histórico discurso en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 13 de junio de 2023, le pedimos a Kadry que profundizara en los temas que trató, especialmente en relación a cómo nuestra investigación puede apoyar soluciones dentro del nexo entre clima, paz y seguridad.

 

Por: Georgina Smith

¿Cuáles son, en su opinión, las repercusiones del cambio climático en la paz y la seguridad en África y la región árabe, y cómo están relacionadas?

Vengo de El Cairo, una ciudad urbana muy poblada de Egipto, y las fluctuaciones meteorológicas son evidentes todos los días. Hace sólo un par de semanas, hubo grandes tormentas de arena en distintas partes de Egipto, incluido El Cairo. La realidad del cambio climático se está convirtiendo en una experiencia vivida por todos nosotros. Sin embargo, lo que resulta cada vez más evidente es la falta de preparación y de respuesta ante las crisis, lo que pone en peligro la capacidad de resiliencia de las personas para hacer frente a estos retos. Este problema se agrava cuando nos fijamos en los países frágiles y afectados por conflictos, muchos de los cuales se encuentran entre los más vulnerables al cambio climático, con menos capacidad para afrontarlo y adaptarse a él.

Quizás la mayor amenaza que plantea el cambio climático en esta región sea la pérdida de medios de subsistencia. En África Oriental, por ejemplo, la mayoría de la población depende de la agricultura o la pesca, sectores muy vulnerables a los efectos del clima. Una población de 280 millones de pastores depende directamente de los recursos naturales. En cuanto a la región árabe, es la zona con mayor escasez de agua del mundo, y altamente dependiente de las importaciones de alimentos y vulnerable a la fluctuación de los precios. Sin soberanía alimentaria o control sobre la producción de alimentos, la región es vulnerable a los impactos climáticos y a la desestabilización de los sistemas alimentarios en otras partes del mundo.

Por ejemplo, la guerra en Ucrania ha desestabilizado las exportaciones de trigo a Egipto, que obtiene la mayor parte de su trigo de Rusia y Ucrania, con repercusiones en la seguridad alimentaria. También es importante situar esto en un contexto más amplio: la pérdida de medios de subsistencia y la desestabilización de los alimentos y los recursos naturales contribuyen a la emigración y a la competencia debido a la escasez. Muchos países de África y de la región árabe se enfrentan a otros muchos problemas de desarrollo: pobreza, desempleo, desigualdad socioeconómica, problemas de gobernanza, deuda; las secuelas de la pandemia por COVID-19 y los efectos dominó de la guerra. Todos estos desafíos comprometen la capacidad de resiliencia de los gobiernos y afectan de manera adversa la provisión de bienes y servicios básicos, lo que podría convertirse en un detonante de tensiones.

 

Salma Kadry United Nations

Salma Kadry presentando ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 13 de junio de 2023 (Crédito: CGIAR)

Conoce a Salma

¿Cómo están CGIAR y la Alianza en una posición única para responder a los retos a los que nos enfrentamos en este contexto, especialmente relacionados con la producción de alimentos?

CGIAR y la Alianza buscan generar la evidencia y los datos sobre dichos riesgos y amenazas para impulsar, dar forma y brindar información para fundamentar las políticas y acciones para hacerles frente. Queremos explorar las interacciones entre el cambio climático y los sistemas alimentarios, terrestres y acuáticos, y cómo estas se superponen con los riesgos para la paz y la seguridad. Una cuestión importante es cómo convergen las amenazas climáticas en los riesgos para la paz y la seguridad, con el fin de identificar puntos de acción concretos y medidas prácticas para los formuladores de políticas, de modo que puedan responder con eficacia.

Por ejemplo, el Observatorio de Seguridad Climática es una herramienta de apoyo para tomadores de decisiones. El tablero de mando digital es muy fácil de usar, con estudios de casos de países de toda África y, próximamente, de la región MENA, para apoyar a los formuladores de políticas brindando estudios de casos de países para identificar los focos de seguridad climática, identificar a los más vulnerables en esas zonas; analizar qué grupos son más vulnerables y están más expuestos, a qué tipo de riesgos.

Otro ejemplo es la Herramienta de Sensibilidad a la Seguridad Climática, que proporciona un marco para evaluar los factores sensibles al conflicto o las oportunidades para la paz y la seguridad que se integran en el diseño de las intervenciones, como proporcionar seguridad a los medios de subsistencia o empoderamiento a las mujeres para fortalecer la resiliencia y mitigar los riesgos. El marco es sensible al conflicto y positivo para la paz, y se centra en cómo las intervenciones pueden crear comunidades resilientes. En Somalia o Nigeria, por ejemplo, la competencia por recursos escasos o las tensiones intercomunitarias entre agricultores y pastores pueden converger con problemáticas de terrorismo. Queremos explorar cómo las intervenciones relacionadas con la tierra y el agua pueden apoyar la paz, construir comunidades más resilientes y responder a las necesidades locales.

¿Cómo pueden contribuir a este trabajo las comunidades autóctonas, los activistas regionales y las redes de defensa de todo el mundo?

Cuando nos fijamos en las zonas en conflicto o las afectadas por el clima, son las personas las que se llevan la peor parte. Pero lo que me ha parecido fascinante es que la gente sí da un paso adelante - y está dando un paso adelante para adaptarse - a pesar de todos los retos a los que se enfrenta. Por ejemplo, en Beirut (Líbano) descubrí que en algunas zonas sólo hay electricidad dos o tres horas al día. Sin embargo, la gente ha comprado generadores de electricidad y paneles solares para hacer frente a este reto. Se han vuelto creativos y han organizado una solución. Creo que es fundamental que nuestras herramientas, proyectos y mecanismos se centren en las personas, para apoyar estos esfuerzos innovadores locales.

Las comunidades locales e indígenas, los activistas regionales y la red de defensa, tienen un papel de abajo hacia arriba que desempeñar en la paz resiliente al clima, movilizando las redes locales y regionales para comprender mejor los riesgos para los medios de vida locales. Debemos considerar, por ejemplo, qué significan los grandes proyectos de energías renovables para el desarrollo local y humano. ¿Aumentan las oportunidades de empleo, salud y educación para la población local, o los beneficios se concentran en manos de unos pocos? ¿Cómo contribuye la extracción de minerales críticos para paneles solares y baterías eléctricas de algunos países africanos a la creación de resiliencia y al desarrollo local? ¿Qué significa para África el Green Deal europeo; cuáles son sus planes de desarrollo para la población local?

Como CGIAR, la Alianza y los demás centros internacionales de investigación, debemos generar datos y evidencia para apoyar las respuestas locales a los retos relacionados con el clima. En Jordania, por ejemplo, estamos estudiando cómo las respuestas humanitarias sirven para aumentar la resiliencia a largo plazo de las comunidades de refugiados. Tenemos que pensar en estrategias de desarrollo local junto con estrategias nacionales, aprovechando la experiencia local y comprometiendo a las organizaciones para que comprendan las necesidades y prioridades locales, además de las oportunidades de inversión. La magnitud de estos retos impacta a todos y exige una respuesta colectiva. La comunidad mundial necesita recrear las herramientas y los mecanismos a su disposición para hacer frente juntos y de forma adecuada al desafío climático.