From the Field María del Campo, la Imagen del Cacao Colombiano en el Congreso Internacional Theobroma para la Paz

Maria del Campo

En medio de cacaotales, por aquí y por allá, desde el Cesar hasta la Amazonía, resalta la figura de una mujer con sombrero de caña de ala ancha, traje blanco y en su falda cacaos verdes, amarillos, rojos y naranjas que contrastan con el café intenso que caracteriza esa taza de chocolate que se puede encontrar en la mesa de un hogar colombiano.

María del Campo es esa mujer campesina que acompaña y representa a las miles de familias cacaoteras a lo largo del país. Sin embargo, no es solo la imagen que promociona el cacao colombiano tanto nacional como internacionalmente, también por su experiencia como productora conoce los procesos de producción, transformación y comercialización. Durante el Segundo Congreso Theobroma para la Paz realizado en Caquetá del 8 al 11 de noviembre de 2022, María del Campo asistió con el apoyo de la Federación Nacional de Cacaoteros siendo expositora y líder de un simposio sobre los retos de la asociatividad para el desarrollo agroindustrial del chocolate con una visión desde la sostenibilidad. Finalmente, compartió su opinión sobre el rol de la mujer en las labores del campo, el papel del cacao en la construcción de paz y la relevancia de eventos alrededor de estos temas en territorios clave para la conservación de bosques.

¿Cuál ha sido el papel de la mujer en el campo colombiano?

Ha sido transversal a todas las cadenas productivas, pero, no se había hecho visible ese aporte ni se había cuantificado, así como tampoco el aporte de ella en las distintas labores que hace. Entonces, ahí tenemos que empezar por entender que las mujeres en el campo siempre fueron relegadas a un rol relacionado con la economía del cuidado sin valorarlo. 
Aunque ese papel generaba grandes beneficios, no solamente familiares, sino también sociales y comunitarios, no se veían los demás aportes que las mujeres estaban desarrollando en otras actividades agrícolas y pecuarias, especialmente con el manejo de especies menores, en temas de seguridad alimentaria y de conservación del ambiente. Sin embargo, actualmente se está colocando el foco sobre estas tareas, al ver que en realidad las mujeres del campo tienen unas brechas enormes de desigualdad. 
De esta manera, se están generando otros espacios mucho más propicios para la igualdad de oportunidades, identificando, desde muchos frentes, entidades y organizaciones, las necesidades latentes para las mujeres campesinas en muchos temas: acceso a tierras, accesos productivos, financieros, temas también de salud, de bienestar, de educación, etc. Definitivamente sigue existiendo una brecha grande, pero creo que la buena noticia es que estamos cada vez más enfocados en ver cómo se pueden cerrar estas.

Desde su experiencia, ¿Cómo el cacao contribuye a la construcción de paz en territorios afectados por el conflicto colombiano?

El cacao ha sido un cultivo que ha permitido crear nuevos proyectos de vida en las familias afectadas por la violencia, por el cultivo y plantación de especies de uso ilícito. No solamente tienen que ver con la coca, hay otras que pueden en un momento determinado generar también situaciones complejas en los territorios. 
Específicamente, en todos los programas en los que el cacao se ha promovido como alternativa para la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, la planta ha permitido que estas familias puedan tener varias cosas. La primera es un proyecto productivo que les permite tener una vida mucho más tranquila enfocada en producir cacao, el cual es un producto que tiene una alta demanda, no solo en el mercado nacional, sino también internacional. Además, a partir del cultivo viene otra serie de construcciones, de relaciones sociales y comunitarias que permiten enfocar no solo a las familias, sino también a las organizaciones sociales y solidarias en proyectos productivos, en emprendimientos con desarrollo agroindustrial, que van generando oportunidades para toda la familia.
Los hombres se encargan de la producción con el apoyo de su familia, pero, una vez el cultivo empieza a producir se empiezan a generar alternativas en la parte agroindustrial. Ahí, encontramos un espacio ideal para lograr esa inclusión y esa integración de los jóvenes y de las jovencitas en actividades que tienen que ver con procesos de transformación y comercialización, tanto del cacao como de los productos de chocolatería.
Entonces, vemos que a partir de un cultivo se empiezan a generar otras perspectivas, otras dinámicas en los territorios, otra forma de ver y concebir el campo desde la legalidad, desde la productividad, desde el soñar con cosas grandes, y de ver ese fruto de todo ese trabajo reflejado en situaciones que para las familias definitivamente hacen un cambio en sus condiciones de vida, económicas, sociales y diría que incluso emocionales.
 

Aunque en 30 de los 32 departamentos del país se cultiva cacao, el porcentaje producido en la Amazonía colombiana no es significativo, ¿Por qué seguir haciendo eventos como el Congreso Internacional Theobroma para la Paz en esta región?

Este congreso en particular tenía un enfoque que creo es relevante no solamente para la Amazonía, sino para todo el país, precisamente como su nombre lo decía: camino a la sostenibilidad y conservación de los bosques.
Cuando hablamos del cultivo del cacao hablamos de un cultivo que tiene un manejo que es sostenible porque está integrado con otras especies forestales. Es momento que de verdad nos planteemos como familias productoras, como organizaciones sociales y solidarias, como entidades que nos apoyan, como Estado, a pensar qué estamos haciendo para conservar los bosques, para recuperarlos a partir de las actividades productivas que estamos haciendo. Porque evidentemente cuando hablamos de cultivos agrícolas o de producción pecuaria sabemos que, por donde la enfoquemos tenemos posibilidades de hacer sostenibilidad y conservación de bosques.
Es importante que se sigan realizando estos espacios porque la riqueza más grande que tenemos definitivamente en todo el territorio colombiano es la biodiversidad, y esa biodiversidad no puede verse afectada por las actividades productivas que desarrollemos. Al contrario, creo que la gran responsabilidad que tenemos es seguirla protegiendo, conservando y regenerando. Entonces, estos tipos de espacios como el Congreso Theobroma para La Paz, nos llevan a pensar, y nos invitan a tomar acción sobre lo que realmente estamos haciendo en los territorios para mantener esa biodiversidad, que, además, es la fuente para que todos los demás cultivos puedan ser productivos y puedan lograr alcanzar los estándares de calidad que está buscando el mercado. Es una relación tan simbiótica que yo no veo la posibilidad de hacer producción agrícola o pecuaria o forestal, si no pensamos en términos de sostenibilidad en todo lo que implica para el futuro.

Este documento fue realizado gracias al apoyo de FEDECACAO, la iniciativa del CGIAR AgriLAC Resiliente y el proyecto 18_III_106_COL_A_Estrategias productivas sostenibles, “Implementación de sistemas agrícolas y ganaderos sostenibles para la focalización simultánea de la conservación forestal para la mitigación del cambio climático (REDD+) y la construcción de paz en Colombia”, que forma parte de la Iniciativa Climática Internacional (IKI). El Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) apoya esta iniciativa sobre la base de una decisión adoptada por el Bundestag alemán.