Blog ¿Qué se quedó por fuera del mito fundamental de la Revolución Verde?

Uno de los argumentos fundamentales de la Revolución Verde (la modernización tecnológica de la agricultura, iniciada hace más de 50 años) ha resultado ser falso, según un reciente análisis del investigador de la Alianza Jacob van Etten.

Por: Andrew J. Wight

A menudo se le atribuye a la Revolución Verde el mérito de haber triplicado la producción de cultivos básicos utilizando sólo un 30% más de tierras cultivadas en la segunda mitad del siglo XX, en gran parte gracias al uso de tecnología como el mejoramiento de variedades vegetales de mayor rendimiento y la aplicación de pesticidas y fertilizantes.

Los pensadores políticos prepararon el terreno para la Revolución Verde y, como parte de su libro de 1964, Transforming Traditional Agriculture [Transformación de la Agricultura Tradicional], el economista ganador del Premio Nobel Ted Schultz contó la historia de los agricultores mayas de Kaqchikel, que cultivaban cebollas y otros productos en el delta de un pequeño río y las colinas circundantes de Panajachel, Guatemala. El autor utilizó esta historia de un pueblo rural tecnológicamente estancado y plenamente integrado en una economía de mercado para apoyar su visión global del desarrollo agrícola centrado en la tecnología. Para Schultz, esta aldea era un ejemplo bien documentado de una tendencia mucho más amplia en la agricultura mundial. Para Schultz, esta aldea era un ejemplo bien documentado de una tendencia mucho más amplia en la agricultura mundial.

Esta historia, Jacob van Etten, Científico Principal y Director del programa de investigación sobre Inclusión Digital en la Alianza de Bioversity International y el CIAT, dijo, se convirtió en la base narrativa de la Revolución Verde, junto con los aspectos de crecimiento demográfico y seguridad alimentaria de Norman Borlaug, quien también ayudó a desarrollar la cepa enana de trigo que aumentó drásticamente el rendimiento de los cultivos.

Van Etten afirmó que, al revisar la historia y el contexto de los años 30, quedó claro que Schultz se había "entendido mal el relato" y que las nuevas narrativas sobre la Revolución Verde deberían reservar un lugar mucho más importante para el cambio institucional en el desarrollo agrícola.

En su artículo, Revisiting the adequacy of the economic policy narrative underpinning the Green Revolution [Revisitando la suficiencia de la narrativa de políticas económicas que sustentan la Revolución Verde], publicado en la revista Agriculture and Human Values, van Etten demostró que Schultz trató deliberadamente de ocultar que los agricultores mayas de la aldea no se enfrentaban a retos tecnológicos y eran capaces de alcanzar rendimientos económicos relativamente altos.

"No esperaba esto... Lo que pensé que encontraría sería que la historia sólo representa un tipo de experiencia en agricultura, pero en realidad ni siquiera se trata de esta aldea, es una historia sobre la versión de Schultz de la aldea que influyó en el mundo", dijo van Etten, "y es una historia equivocada"."

El investigador explicó que Schultz presentó una narrativa distorsionada que dibujaba una imagen de una población frenada por la falta de acceso a variedades modernas y fertilizantes.

"Lo que limitaba a las explotaciones agrícolas de esa aldea no era la tecnología, sino el acceso a la tierra, a los mercados y al crédito", dijo van Etten, quien añadió que la parábola de Schultz ignoraba las tensiones étnicas que dominaban el intercambio en el mercado, una de las principales barreras para el desarrollo agrícola.

Lecciones para el futuro de la investigación agrícola

En el artículo científico, van Etten explicó que Schultz contó su propia historia en lugar de la narrativa vivida por los agricultores que retrató y, como resultado, la historia de Panajachel descuidó las razones institucionales y étnicas detrás de las luchas de los agricultores para aprovechar el cambio tecnológico.

 

La razón de su importancia, según van Etten, es que estos mitos fundamentales siguen influyendo en la forma en que los investigadores y el público en general perciben la Revolución Verde.

"Es útil revisitar la historia y revisar la Revolución Verde como un amplio proceso de cambio que no se limitó a las semillas y los fertilizantes", afirmó, y añadió que, por ejemplo, el historiador Kapil Subramanian constató en un estudio de 2015 que el impacto de la Revolución Verde en la productividad de India no se basó únicamente en las variedades mejoradas.

También hubo importantes inversiones en infraestructura en electricidad rural para alimentar las bombas de riego, así como una fuerte gestión gubernamental de los mercados de insumos, crédito y granos alimenticios.

Según van Etten, el desarrollo agrícola no es sólo cuestión de tecnología, sino de una combinación de factores, en la que los mercados y otras instituciones desempeñan el papel más importante.

"Nuestro mito fundacional puede estar equivocado, pero si ganó influencia fue por decisiones humanas", dijo van Etten. "Estas decisiones se consagran en la forma en que dirigimos las organizaciones de investigación, pero podemos tomar un nuevo rumbo a la hora de definir los objetivos de hacia dónde debemos tomar los siguientes pasos".

Además, van Etten afirmó que gran parte del trabajo de CGIAR ya está corrigiendo el viejo pensamiento centrado en la tecnología.

"Tomamos una perspectiva crítica sobre el desarrollo de nuevas tecnologías, los aspectos de género y desigualdad, y miramos más allá de las tecnologías, hacia las políticas y las instituciones", dijo van Etten. "Ser conscientes de nuestra propia historia ayuda a quitarnos las anteojeras."

Otra lección fue que en Panajachel, lejos del estancamiento, existía una base de conocimiento tradicional que era innovadora a su manera.

"Se estaba innovando mucho... Las variedades locales no son sólo el resultado de 10.000 años de trabajo lento y, en Panajachel, los agricultores consiguieron semillas de todas partes y las probaron en sus explotaciones agrícolas", dijo van Etten.

A medida que la investigación agrícola avanza hacia una nueva fase, dijo van Etten, es importante dar a los agricultores y sus comunidades más agencia para mezclar nuevas soluciones tecnológicas con sus saberes locales.

"La investigación agrícola puede aprovechar la inventiva local y amplificarla, y Schultz se equivocó al pintar a los agricultores como indefensos y estancados", dijo van Etten, "pero Shultz tenía razón al afirmar que la investigación agrícola es una buena inversión pública y puede acelerar aún más la innovación de los agricultores, ya que necesitamos todas las manos posibles para hacer frente a los desafíos actuales, como el cambio climático".