Blog La próxima generación de objetivos de conservación de biodiversidad deberá apuntar más alto que nunca.

Ninguno de los objetivos globales para la conservación de la diversidad biológica se cumplirá al año 2020. Los nuevos objetivos, que actualmente están siendo discutidos por los países firmantes del Convenio de Diversidad Biológica, requerirán de un abordaje holístico y acción inmediata.

Cerca de tres décadas han pasado desde que los líderes mundiales acordaron reversar la pérdida de la biodiversidad. Las cosas, lamentablemente, no han salido de acuerdo con lo planeado. Este año, la actual década de los objetivos de conservación de la biodiversidad, están establecidos para finalizar muy por debajo de la línea de meta. El mundo necesita cambiar sus estrategias si queremos tener esperanzas sobre la diversidad. Un grupo mundial de científicos ha aconsejado un esquema sustituto más exitoso, un plan literalmente de “última generación”, el cual ha sido discutido en el Convenio de Diversidad Biológica (CBD, por su sigla en inglés).

Escribiendo esta semana en la publicación Science, 40 investigadores argumentan a favor de un conjunto de acciones holísticas para los nuevos objetivos de biodiversidad, que son ambiguamente claras, suficientemente ambiciosas y se basan en el mejor conocimiento disponible. Más importante aún, estos objetivos tienen que apuntar más alto para tener éxito al enfrentar las tendencias cada vez peores en cuanto al clima y la vida en la Tierra.

Construir una ‘red de seguridad’ para la naturaleza, que sea suficientemente ambiciosa, será un importante desafío mundial”, comentó Sandra Díaz, la autora principal del artículo antes mencionado, e investigadora senior del Consejo Nacional de Investigación de Argentina, CONICET. "Si no lo hacemos así, estaremos dejándole enormes problemas a todas las futuras generaciones."

Díaz lidera la Comisión de la Tierra, una red de científicos expertos en sostenibilidad, quienes lideran la investigación. Los coautores del artículo incluyen a tres científicos de la Alianza de Bioversity International y el CIAT.

La CBD, un tratado intergubernamental celebrado en 1993, recientemente anunció que ninguna de sus 20 metas Aichi de Biodiversidad establecidas en el año 2010 serán logradas para la fecha establecida de este año. De esas metas, únicamente seis han sido parcialmente logradas, y las mismas caducaron después de que un previo plan estratégico que concluyó en el año 2010, fue declarado un fracaso.

Diversidad alimentaria, también

La buena noticia es que el entendimiento público de la complejidad de la diversidad biológica y su importancia para la salud humana y del planeta, ha mejorado considerablemente durante los años de intervención. Quizás una de las lecciones más importantes es que la biodiversidad no se trata únicamente de pandas, osos polares y pangolines, sino de un sinfín de organismos vivos interrelacionados que viven en los ecosistemas y albergan una enorme diversidad genética.

Lo anterior incluye plantas, animales, hongos y otros microorganismos que son críticos para alimentar, sanar, albergar y vestir a la humanidad. Un porcentaje sustancial de esta diversidad es, o fue, encontrada en los cientos de millones de pequeñas parcelas del mundo, donde miles de años de diversidad han evolucionado en cuanto a los alimentos que las personas consumen. Sin embargo, a medida que los regímenes alimentarios mundiales cada vez dependen más de únicamente unos cuantos cultivos y la ganadería, a menudo sólo utilizan unas cuantas variedades y especies. Por lo tanto, mucha de esa biodiversidad se encuentra en peligro de extinción.

Esta es materia de preocupación de los expertos, debido a dos razones: la diversidad genética dentro de nuestras especies domesticadas de cultivos y ganadería es clave para encontrar las maneras de hacer que éstos sean más resilientes al cambio climático y las emergentes pestes y enfermedades, y las plantas comestibles y la diversidad animal, que se consideran claves para mejorar los regímenes alimentarios a nivel mundial.

"Si nuestro deseo es garantizar que la gente tenga suficiente alimento de buena calidad y que continúen beneficiándose de la naturaleza, debemos salvaguardar la diversidad genética del sinnúmero de variedades existentes de cultivos y especies de animales y sus especies silvestres emparentadas”, dijo Ehsan Dulloo, de la Alianza, también coautor del artículo." Esta diversidad genética garantiza una seguridad alimentaria sostenible para la generación presente, y las generaciones futuras. Sin dicha diversidad, no lograríamos la Visión 2050 de CBD y también fracasaríamos en cuanto al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de “Hambre Cero”.

"El nuevo marco para después del año 2020 debe garantizar que ninguno de estos importantes componentes pueda pasar inadvertido”, añadió.

Lista de verificación para el éxito

Para hacer sus recomendaciones, los investigadores revisaron varias propuestas estudiadas por los delegados de las naciones, quienes están trabajando en la implementación de la Visión 2050 de CBD. Ellos invitaron a los delegados a fijar metas a través de la totalidad del gradiente, desde los ecosistemas “naturales” hasta aquellos que son “manejados”, y establecer metas que se refuerzan mutuamente, donde el progreso de una meta contribuye al progreso de otra de ellas.

Ellos también instan a los encargados de formular políticas a que eviten los mecanismos de cumplimiento “cero neto”, los cuales permiten que la destrucción o el deterioro de un ecosistema sea compensado por la restauración vaga y poco calificable de compromisos de recuperación o conservación en otro lugar.

Los investigadores proponen metas holísticas enfocadas alrededor de cuatro (4) componentes principales: ecosistemas, especies, diversidad genética y las contribuciones de la naturaleza para las personas.

Estas maneras de entender el funcionamiento y la utilidad de la biodiversidad en diferentes niveles, demuestran la necesidad de tener diferentes metas y objetivos de acuerdo a ellos”, dijo Colin Khoury, coautor de la Alianza que investiga sobre la diversidad en cultivos. “Si usted únicamente se enfoca en los ecosistemas o las especies, usted va a pasar por alto algunos elementos críticos, tales como la diversidad genética”.

Para ayudar a guiar a los responsables de establecer las políticas en el logro de la Visión 2050 de “Vivir en armonía con la naturaleza”, deteniendo o reversando las reducciones de la biodiversidad dentro de un plazo de treinta años, los investigadores proponen una lista de verificación de unos objetivos realistas, si la aspiración es aumentada a un nivel “alto”, o “muy alto” . Estos objetivos incluyen:

  • No tener ninguna pérdida neta de biodiversidad entre los años 2020 y 2030, exigiendo una acción dedicada a equilibrar las pérdidas y extender una protección total a todos los ecosistemas críticos.
  • Para lograr una ganancia neta del 20% en biodiversidad para el año 2050, se requieren cambios transformadores y una planificación integral en el uso de la tierra y los mares.
  • Para lograr una reducción del 90% en las tasas de extinción, lo que se considera el límite máximo de lo que puede ser logrado, se requiere un importante cambio transformador.
  • Para mantener el 90% de la diversidad genética de todas las especies de los principales grupos taxonómicos, se deberán hacer grandes esfuerzos de conservación, pero esto se requiere para la sostenibilidad de la supervivencia de especies en estado salvaje.
  • Para mantener el 90% de la diversidad genética de las especies domesticadas y las de sus especies silvestres emparentadas, se requiere de una acción concertada, aunque esto representaría un “alto nivel de beneficios para la mayoría de la gente y brindaría la adecuada capacidad de adaptación para hacerle frente al cambio climático”.

Aún en los casos de situaciones ideales, en los que se descarta un nivel de aspiración “extremadamente alto” ya que esto es probablemente imposible de alcanzar, algún nivel de perdida es inevitable. Sin embargo, toda acción emprendida con un “alto” nivel de aspiración, es poco probable que pudiera detener significativamente el detrimento de la biodiversidad.

Los autores concluyen diciendo que “Al final, el principal reto no es debido a la cantidad de objetivos, sino en hacer que estos ocurran”.

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