Research Articles ¿Mejores que dinero? Los pagos en especie alientan a los agricultores a conservar la agrobiodiversidad

Un esquema innovador de pagos por servicios ecosistémicos promovió exitosamente que agricultores cultivaran y conservaran la agrobiodiversidad, asegura un nuevo estudio tras ocho años de implementación en Latinoamérica..

¿Qué sucedería si usted recibiera un colchón nuevo a cambio de plantar diferentes cultivos? Le podría sonar poco usual, pero incentivos tangibles no monetarios -desde fertilizantes hasta muebles- podrían tener gran potencial para promover que los agricultores conserven su agrobiodiversidad local, lo que incluye un grupo de cultivos que se están volviendo cada vez más raros y variedades que no es posible encontrar en ninguna otra parte del mundo.

“Resulta que un buen productor conservacionista es un productor que está bien descansado”, aseguró Adam Drucker, un investigador de la Alianza entre Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

Recientemente, Drucker y su coautor Marleni Ramírez evaluaron ocho años de programas que utilizan incentivos y concursoscompetitivos en las que los agricultores reciben pagos en especie a cambio de sembrar variedades amenazadas de cultivos importantes tales como la quinoa y el maíz.

Farmers receive mattresses, farm supplies, and other useful items. Credit: A.Drucker

En su artículo, publicado en la revista Land Use Policy, Drucker y Ramírez analizaron lass recompensas por servicios de conservación de la agrobiodiversidad (ReSCA y PACS,en inglés) en cuatro países de Latinoamérica, entre los años 2010 y 2018.

¿Qué concluyeron? Que estos esquemas son asequibles, atractivos para los agricultores y para los responsables de la formulación de políticas, y que pueden conservarse exitosamente diversos cultivos en las tierras de los agricultores. Los programas han tenido buena recepción en Perú, una nación andina megadiversa, famosa internacionalmente por su gastronomía y con una larga tradición de innovación en agricultura.

Ministros y otros oficiales de alto nivel atienden regularmente ceremonias de reconocimiento de los programas de ReSCA y atraen atención de los medios. Debido al éxito de los programas, los ReSCA serán también una parte de las políticas del gobierno de aquel país para conservar la biodiversidad.

Los incentivos adecuados

El pago por servicios ecosistémicos (PSE) no es un concepto nuevo. Con más de 550 programas de PSE activos alrededor del mundo, el modelo ofrece incentivos a los beneficiarios que voluntariamente se comprometen al manejo sostenible de la tierra y de los recursos naturales. Sin embargo, generalmente los servicios ecosistémicos de gran prioridad, como la provisión de agua, han eclipsado la protección de la biodiversidad.

El artículo identifica algunas de las primera aplicaciones de los PSE para la conservación de la agrobiodiversidad, con esquemas que promueven que los agricultores conserven 130 variedades de cultivos (incluyendo una colorida diversidad de quinoas, amarantos, frijoles, maíces y otros) en Bolivia, Perú, Guatemala y Ecuador.

Ramírez explicó que los PSE “realmente llenan una brecha” al invertir en comunidades rurales y hacerlos colectivamente responsables. En lugar de entregar dinero a individuos, el proceso de convocatoria arregla pagos en especie a grupos que concursan para obtener contratos de conservación.

Drucker and Ramírez visitan el campo de un agricultor sembrado con quinoa.

Los agricultores obtienen las semillas necesarias y están sujetos a visitas de monitoreo que ofrecen apoyo y verifican que se haya cultivado exitosamente. Después de ello, reciben su reconocimiento en una ceremonia de entrega. Los agricultores retienen lo producido, menos una cantidad pequeña de semillas que se entrega al proyecto y que será distribuida a otros agricultores durante la siguiente temporada de siembra.

“Esto es una alternativa justa y equitativa para lograr que las comunidades participen de una forma igualitaria y socialmente justa”, explicó Ramírez.

Debido a que los programas usan premios que son solicitados por las comunidades, se crean las condiciones para incentivar un cumplimiento de los contratos extremadamente alto. El monitoreo en Perú sugiere que cinco años después de la intervención y sin más incentivos, entre el 30 y 50 % de los agricultores participantes todavía mantenían las variedades amenazadas que habían sido reintroducidas. Un 83 % de los agricultores dijo desear participar en esquemas futuros, incluso sin premios.

Una política que salva semillas

Los investigadores enfatizaron que acceder a las semillas, las cuales están amenazadas y son raras, es un desafío persistente. Mientras que muchos agricultores tenían el deseo de participar simplemente a cambio de semillas, mejorar una base de recursos genéticos empobrecida significa, con frecuencia, años de trabajo.

Un aspecto importante del modelo deReSCA es la priorización de variedades de cultivos amenazados basada no solo en su valor para la diversidad, sino también en su valor para los agricultores, para garantizar su seguridad alimentaria, para la nutrición, para la adaptación al cambio climático y por sus usos culturales. En lo que se está convirtiendo en un tema común en la conversación sobre conservación global de la biodiversidad:

“No podemos proteger todo, así que necesitamos decidir cómo conservar lo más que podamos”, dijo Drucker.

Después de un exitoso piloto de pequeña escala con una ONG de comunidades indígenas (UNORCAC), Ecuador también ha considerado un plan y ha consultado con los autores. El trabajo con otra ONG de comunidades indígenas en Guatemala (ASOCUCH) ha demostrado el importante papel que los bancos de semilla comunitarios pueden tener para facilitar el acceso e intercambio de semillas.

Los agricultores muestran diferentes variedades de quinoa.

Drucker confía en que los esquemas tienen potencial en otros países. Etiopía, Madagascar y Zambia han explorado hasta cierto grado los PACS. “Los PACS ofrecen una oportunidad para toda una gama de instituciones, incluidos los diferentes niveles de gobierno, las universidades, los investigadores, ONG nacionales e internacionales, y organizaciones de agricultores con los que se pueden hacer alianzas para la implementación”, explicó.

Lejos de Latinoamérica, Etiopía y Madagascar están explorando posibilidades para aplicar los PACS en zonas de amortiguamiento de áreas protegidas; y Zambia ha considerado su uso en la conservación de parientess silvestres de cultivos. A nivel más amplio, el modelo podría ser capaz de establecer las bases para lograr objetivos globales de conservación, mayor monitoreo, desarrollo del mercado, y programas de comidas escolares.

Druker y Ramírez concluyeron que, además de ser económica y socialmente equitativa, la plataforma de los ReSCA ha mostrado que muchos agricultores tienen el deseo de cultivar y conservar cultivos amenazados, y que el incentivo material es solo un bonus.

“Este studio revela que los agricultores están deseosos de cultivar variedades tradicionales y amenazadas, aun en ausencia de incentivos. Ellos solo quieren las semillas, y una vez que las tienen, siguen cultivándolas”, dijo Carlo Fadda, quien lidera el área de investigación sobre biodiversidad para la alimentación y la agricultura de la Alianza. “Comparado con los 570 mil millones de dólares al año que los gobiernos invierten para apoyar a los agricultores -principalmente a los de escala industrial- la inversión en los ReSCA es comparativamente pequeña y ofrece un gran retorno a las inversiones, en términos de conservación y medios de vida. Espero que el enfoque de Perú sea adoptado en muchos más países”, concluyó.


Socios financiadores y de investigación

Esta investigación fue apoyada por los Programas de Investigación del CGIAR sobre Raíces, Tubérculos y Plátanos (RTB); Políticas, Instituciones y Mercados (PIM); y Agua, Suelos y Ecosistemas (WLEy es parte de la Alianza / Programa de Trabajo de Bioversity sobre el Uso Sostenible y la Economía de la Conservación de los Recursos Genéticos.

Apoyo suplementario proviene del Ministerio del Ambiente, los gobiernos regionales de Cusco y Puno, y CIRNMA, de Perú; UNORCAC de Ecuador; ASOCUCH y la Universidad del Valle de Guatemala, de Guatemala; y PROINPA de Bolivia.